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Y allá van de nuevo...

martes, octubre 31, 2006

La rave del ladrillo (i)

Nos parece raro que una constructora compre de un día para otro una participación de 3.000 millones en una eléctrica pero muchos ven, incluso, recomendable gastarse 240.000 euros en una casa en una paramera sin comunicaciones ni servicios con dos pagas mensuales de mil euritos por cabeza arrejuntada.¿Quién creen que que faltará a los pagos, el que compra los ladrillos a precio de oro o el que los vende? Mientras una generación de nuevos ricos, en el peor sentido de este término, se echa una partida de mus a ver quién tiene la chequera más larga, la macrociudad de Seseña se anuncia en los intermedios de El Señor de Los Anillos -justo después de Corporación Dermoestética, da que pensar- y al consejero de presidencia de la Comunidad de Madrid, que está ahí de rebote, se le quema un coche que está a nombre de una constructora porque no le dio tiempo, dice, a cambiarlo. Lo peor es que, siendo ésta versión verosímil en sí misma (cuando se piden coches no se pide un Mini, sino un Rolls Royce con dos cojones, como en Orihuela), tal y como anda el patio suena a que el perro se comió la tarea.

Es cierto, este mes toca las vestiduras con los escándalos urbanísticos. Como con Marbella. Por lo visto, al igual que hasta la Operación Malaya nadie sabía que Jesús Gil era un mafioso, hasta hace dos semanas aquí nadie tenía ni idea de la existencia del chanchullos urbanístico. Nos escandalizamos, pues, pero sólo la puntita, que somos doncellas. Caerán un alcalde socialista aquí, uno popular allá y, en condiciones normales, las aguas volverán a su cauce pasadas las municipales. En cristianas confesiones PSOE y PP se han retratado al respecto. Unos aportando como programa el cumplimiento de la Ley y otros señalando que aquí no pasa nada y que, si pasa, es culpa del Gobierno central.

No se preocupen. Como en Marbella, los negociantes se irán con las promociones a otra parte donde se reciba mejor la creación de riqueza inherente a las recalificaciones, campos de golf y Marinas D’Or varias. No se preocupen, insisto, porque El País haya publicado varias páginas sobre el Gran Escándalo. Respiren tranquilis si ustedes se sienten ricos porque duermen rodeados de 50 millones de pesetas –pintados, eso sí, de estuco veneciano- cuando se gastaron 30, como si eso sirviese de algo. Ni pasa nada ni va a pasar nada. Los políticos y empresarios más torpes pasarán unas semanas en el trullo o sufrirán inhabilitaciones que les convertirán en sólo comisionistas. Los demás que disfrutan del gran festín –alcaldes un poco más hábiles, arquitectos, registradores de la propiedad- seguirán haciendo su trabajo.

En Burgos fuimos pioneros en encontrar dentro de una hormigonera la piedra filosofal de la política. También en otras esencias patrias, como los movimientos anticentralistas modelo “porque no se me pone los cojones” (Padilla, Bravo, etc), en los tripartitos (con Tierra Comunera haciendo muy bien de ERC) o en el advenimiento de los predicadores (Álvaro Baeza, una especie de Luis del Pino sin internet) a la política. En el caso de la construcción el protagonista principal era José María Peña, entre cuyas virtudes destacaba la capacidad para comerse una hogaza de pan llena de arenques. Peña fue alcalde franquista, alcalde con AP/PP y alcalde con un chiringuito por él mismo montado. El urbanismo de la ciudad ha sido, hasta hace unos años, de una minimalista elegancia. Sólo construían los amigos del alcalde, concretamente Míchel Méndez Pozo, y disponían de libre albedrío para elegir cómo, cuándo y dónde. A finales de los años 80 y principios de los 90 Burgos, en medio del páramo castellano, con población en retroceso y una economía no especialmente potente (tampoco especialmente débil) era la cuarta ciudad más cara de España para comprarse un piso tras Barcelona, Madrid y San Sebastián.

Los trapis arrancaron con el plan de urbanismo de 1983 y el caso saltó poco antes de las municipales de 1987, impulsado por gente del sector inmobiliario de Burgos. El El PP presentó candidatura, pero después, con José María Aznar como presidente de la Junta, la retiró para dejar a Peña la mayoría absoluta en bandeja. Parte del PP apoyó al PSOE para la diputación, en contra de la dirección regional, pero pronto se recondujo todo. Míchel Méndez Pozo compra el Diario de Burgos y en 1991 Peña es reelegido alcalde, esta vez con el PP. En 1992 es inhabilitado por 12 años por delito continuado de prevaricación, mientras que a Méndez Pozo le caen siete de cárcel por falsedad en documento público y privado e inducción a un delito continuado de prevaricación.

Ahora las casas en Burgos siguen siendo caras, no tanto como entonces pero caras. Míchel Méndez Pozo pasó siete meses en el trullo. Después ha adquirido otros periódicos regionales. Tiene varias televisiones y una agencia de noticias. Es presidente de la Cámara de Comercio y, además de sus excelentes relaciones con el PP, también es buen amigo de Bono y de Polanco. Los Príncipes le inauguraron la nueva sede de su holding empresarial. A Peña lo indultó Aznar junto a Gómez de Liaño, la Tani y algunos del caso Filesa. Y aquí paz y después gloria.

Ahora háganme las comparaciones de la pasta que se podía mover en Burgos en los años 80 con lo que supone la ciudad del Pocero, las decenas de campos de Golf de Murcia, las comisiones de Ciempozuelos o Terra Mítica. En Burgos a la gente le parecía mal que las casas fuesen caras (están locos estos romanos), los implicados no se sentaban en el palco del Bernabéu y tanto PSOE como parte del PP y parte de la clase empresarial querían meter mano a la cosa. Y ya ven cómo terminó. Así que tranquilidad, que todavía queda rave del ladrillo para rato. Después de la manita de pintura previa a las municipales los trapicheos urbanísticos seguirán creando riqueza a costa de nuestras nóminas.

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viernes, octubre 20, 2006

Sobrecogedores 2.0

Crítica destructiva del mundo periodístico (v)

El confidencial


Los sobrecogedores son una especie endémica del periodismo español, muy extendida cuando la gente compraba periódicos y que ha renacido de sus cenizas de la mano de internet. El término sobrecogedor viene del acto de extensión del antebrazo en dirección al jefe de prensa de una importante empresa, seguido de la contracción de los tendones que accionan los dedos para atrapar entre pulgar e índice un sobre lleno de pasta y la posterior contracción, esta vez del codo, para introducir el sobre en el bolsillo interior de una americana pasada de moda.

Esta especie había quedado un tanto relegada hasta hace unos años, si bien quedaban algunos ilustres ejemplares. Luis María Ánson, uno de los inventores y perfeccionadores del género (en el tiempo que le dejaba piratear y copiar la señal de agencias de noticias competidoras) nos dejó uno de los últimos ejemplos allá por 2001 o 2002, cuando pasó un verano entero zurrando a la familia Hinojosa, entonces propietaria de Cortefiel, en un ascensorito con foto que tenía en la página 6 o 7 de de La Rázon. Un día dejó de hacerlo, supongo que sobre o publicidad mediante. Era, sin embargo, el canto de cisne de una gloriosa época ante la pujanza de las nuevas generaciones. Ya nos dicen nuestros amigos liberales que el capitalismo recompensa a los emprendedores, y así los sobrecogedores descubrieron internet. Y nacieron los confidenciales.

El mecanismo ha cambiado poco. Quizá sólo en la mejora de la eficiencia. Si antes hacía falta una redacción, una imprenta y furgonetas de distribución para sacar el trabuco, ahora vale con un dominio web y un par de becarios. Hay que ser hábil para registrar el dominio, con algo como "confidencial de lo confidencial". A partir de ahí, lo típico. Que fuentes bien informadas nos han contado que tal, que si en los corrillos no se dice otra cosa que cual, que si en una comida se negoció tal cosa... Y a esperar la llamadita del jefe de prensa. El jefe de prensa llama, se le pide una comida en un sitio caro, se le da plantón un par de veces (mientras se siguen inventando barbaridades sobre la empresa en cuestión) y en la comida se acordará poner un banner a cambio de tal o cual cantidad de pasta.

Es una salida profesional más. El otro día andaba con una gente y hablaban de un periodista más bien viejuno (al que yo no conocía) y, al preguntar a qué se dedica, dijeron "tiene un confidencial". Como quien dice "ha puesto una casa rural", "se dedica a sus labores" o "se fue a India y se quedó con un tripi". Y dirán ¿por qué se entra al trapo? Pues porque los jefes de prensa son de la misma pasta que los de los confidenciales. La mecánica de trabajo de los jefes de prensa, en todo caso, se parece a la de los sobrecogedores cual gotas de agua, sólo que en vez de intoxicar al público por dinero intoxican a los periodistas por dinero. Comen marisco y se van de putas juntos, y de hecho el proceso de chantaje antes descrito no es siempre necesario. El sistema capitalista tiene sus resortes de autoajuste, de forma que la mayor parte de los confidenciales acaba, a los pocos meses, con banners de todas las empresas que pueden pagarlos y un pacto de no agresión entre hombres de honor.

Llega entonces la segunda fase, que consiste en llenar el hueco de la pantalla con algo distinto a las mentirijillas que han procurado el banner. El jefe de prensa necesita camuflar el chantaje como publicidad y, de paso, seguir pasando la Visa de empresa en el puticlub con la excusa de reunirse con los medios. En todo caso, dado que en el modelo de negocio del confidencial la información es una actividad secundaria, se rellenan pixels como se da contenido a las conversaciones de bar: insultando al Gobierno o al alcalde (éstos no pagan sobornos), contando chascarrillos de famosos y hablando del Real Madrid.

Dirán que no todos los confidenciales sin iguales. Y es cierto. Volviendo a las virtudes del capitalismo, uno de los problemas de un mercado (en este caso el del banner-trabuco) con pocas barreras de entrada es el exceso de jugadores. A medida que todos los ex jefes de prensa o ex periodistas montan chiringuitos, nace la competencia. Algunos confidenciales caen en la cuenta de que posiblemente puedan sacar un trabuco más grande si les lee más gente, y de que les leerá más gente si llenan más huecos divagando sobre la ruputura de España o el futuro de Raúl. Para eso contratan trozos de carne con dotes para teclear letras con una cierta coherencia. Otros piensan que el trabuco puede ser, aún, mayor, si alguna noticia (una al mes, o una por trimestre) de las que se publica tiene alguna lejana relación con la realidad, para lo que contratan supuestos periodistas "con firma" que den una manita de pintura a sus presuntas informaciones. Sin embargo, al entrar en el apartado del periodismo de investigación se contraen las enfermedades asociadas, esto es, el copio pego sin citar estilo Melchor Miralles, la transcripción de notas de prensa como si fuesen fuentes sacadas del mismo infierno, la creación de tramas, consipiraciones y pactos a partir de la nada y, en general, la ocultación de la ignorancia con la retórica arrogante del conocedor omnisciente que reparte entre el vulgo apenas unos retazos de su prosapia.

Capítulos anteriores:

Periodismo taurino
Periodismo de investigación
Periodismo deportivo
La tertulia

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miércoles, octubre 18, 2006

Funeral "punk" en CBGB

Andy Robinson

Comprobé el domingo pasado que si el futuro es cada vez mas difícil de modificar, el pasado cambia constantemente. Fue durante la despedida ceremonial de CBGB, el mítico club del punk en el Bowery de Nueva York, que cierra sus puertas después de 33 años de vida, tres o cuatro de ellos escenificando la revolución musical de la nueva ola neoyorquina –Ramones, Blondie, Televisión, Richard Hell and the Voidoids, Talking Heads etc.-, el resto vendiendo camisetas. Ahora se va a Las Vegas.

Estuvimos hablando con la bajista de Talking Heads, Tina Weymouth, -de 55 años, madre de dos hijos,- acerca de los orígenes del club en el entonces bohemio East Village. Tina recordó aquella noche en la que los Talking Heads fueron teloneros de los Ramones y actuaron ante un público de sólo veinte o treinta tíos. Tina, David Byrne y Chris Frantz vivían juntos en un piso a una manzana del club, pagaban 100 dólares al mes de alquiler y, recién salidos de la escuela de diseño de Rhode Island, pasaron un año entero comiendo espaguetis con salsa de tomate y queso "cottage cheese". Lo cual "estuvo bien sólo que David se engordó", según recordó Weymouth.

Tina citó un articulo publicado el día anterior en el New York Times en el que Richard Hell comparó la desaparición de CBGB con la pérdida de su osito de peluche, es decir de la juventud mas tierna. Y, para no decir algo del cual luego me avergonzaría, -algo así como "Tina, si no fuera por Psycho-killer yo probablemente habría acabado trabajando en la delegación de Hacienda de Birkenhead"-, decidí soltar una pregunta clave: "¿Que vino primero? ¿El punk inglés o el punk estadounidense?"

No es una cuestión anecdótica porque para mi había quedado clarísimo, y vital para mi auto estima, en 1978 cuando tenía 17 años e iba a Eric´s en Matthew Street (Liverpool) para escuchar a Siouxsie and the Banshees o los Buzzcocks, que nosotros éramos los primeros, los verdaderos revolucionarios de la nueva ola y que los de Nueva York sólo descubrieron lo alternativo y lo innovador a medias y después. O sea que, Patti Smith, Iggy Pop o los New York Dolls eran interesantes, que duda cabía, pero no dejaban de ser más de lo mismo; rock-and-roll algo más "undergraun" que Led Zepelin pero no el "anti-rock-and-Roll" nuestro. No prendieron fuego a los viejos roqueros de melena larga y pantalones acampanados como hicimos nosotros, los guerrilleros de pelos de punta y pantalón drainpipe. O sea que nadie en Nueva York habría dicho "Fuck off" en el programa de "teatime" de Bill Grundy como hizo Johnny Rotten en 1976.

Pero Tina contó otra historia y, es más, la contó con una seguridad pasmosa: "No hay ninguna duda de que ocurrió aquí primero y solo después en Inglaterra. Se extendió muy rápido en Inglaterra porque Inglaterra es pequeñita. Vamos, las mismas cien personas iban a todos las actuaciones en Inglaterra. En cambio aquí eran una serie de pequeños incendios forestales. Tardó 30 años humeando antes de prender. Es que Estados Unidos es como un gran colchón de espuma; tiras un cigarrillo y en vez de quemarse de golpe se va extendiendo lentamente".

Esto que dijo Tina, aunque apreté los dientes y seguí con la entrevista, era como si de verdad alguien me hubiera quitado el osito de peluche, desmembrándolo en el acto. Y aquello de que "las mismas cien personas iban a todos los conciertos" en la "pequeñita" Inglaterra", me sentó como una terapia de "rebirthing" y grito primal de las que se hizo John Lennon en Los Angeles.

Pero, efectivamente, repasando las fechas, tuve que hacer una traumatizante revisión del pasado. No eran sólo Los Ramones, los New York Dolls y Patti Smith los que habían empezado a actuar en CBGB en 1974, dos años antes de que los Sex Pistols llegaran a la primera página del diario The Sun con su histórico "Fuck off" sino también los mismísimos Talking Heads, un conjunto tan extraordinariamente innovador que tras su audición en CBGB, Hilly Kristal, el fundador del club, les preguntó si no podían variar un poco las canciones. "Éramos los mas extraños y los más listos", dijo Weymouth. Aquello fue en primavera de 1975 bastante antes que los pioneros experimentales de la nueva ola británica, como Wire o Magazine, empezaran a sonar en las sesiones del DJ de la BBC, John Peel.

En fin, sigo pensando que Joe Strummer no habría escrito "I"m so bored with the USA" en 1977 si Nueva York, y no Londres y Manchester, hubiera sido la capital de la nueva ola de los setenta. Cualquier dato que los lectores pueden aportar para reconstruir la historia en favor de Eric´s de Liverpool, The Factory de Manchester o incluso The Marquee londinese y en contra de CBGB será recibido agradecidamente.

Aunque la verdad es que esto es toda historia muerta, nostalgia para cuarentones. Ahora, como dijo Patti Smith la misma noche de despedida de la juventud y de CBGB el pasado domingo, "la próxima movida va a nacer en algún "shithole" -agujero de mierda- en, por ejemplo, Islandia".


Andy Robinson, uno de los mejores periodistas que se pueden leer hoy por hoy (además de buen amigo), escribe en La Vanguardia. Original aquí (lo he puesto entero porque posiblemente luego capen el enlace y piden dinero y esas cosas).

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lunes, octubre 16, 2006

Homenaje

Lunes, señores, después de puente para algunos que no han estado, como el alter ego de Pierre, levantando el país el día del Pilar y siguientes. Qué mejor forma de honrar Españaza que labrando su futuro, que es el nuestro... Como en la Rumanía de Ceaucescu, en la que el primero de mayo era día laborable, entendemos aquí que la gloria del trabajo sólo se puede celebrar de una manera, currando. Deseo, con todo, que lo hayan pasado en grande participando en esas bonitas performances espontáneas que se forman en las carreteras, purito arte urbano del arranque de siglo, o que hayan salido triunfantes de la lucha por encontrar un sitio en el parking del Ikea, o que hayan hecho amigos en los saturados merenderos del monte ACNUR style o que, al menos, se hayan sentido útiles agujereando la pared de su casa para colocar artilugios inverosímiles. Eso siempre y cuando no se hayan contado entre el trillón de personas que optó por una escapada romántica a ese lugar con encanto, acto de heroísmo nihilista que pone a prueba los límites de la resistencia física y mental del ser humano y donde la ausencia de derramamiento de sangre nos indica que, sí, la alianza de civilizaciones es posible...

Hoy al menos pueden volver a la oficina y dedicarse a tomar cafés, a criticar a los compañeros, hacerse la cera, intentar dar envidia mintiendo acerca de su maravilloso puente o visitar sus blogs preferidos. Pierre Nodoyuna se suma al homenaje a los mártires que han bajado al infierno de Dante durante estos cuatro días. Nada mejor para reencontrarse con la reconfortante y plácida rutina laboral que participar en el brutal campeonato de lanzamientos de rueda. Ve a la ciénaga, elige tu neumático y a ver si llegas a 440. Hace ya bastante tiempo los de mi curro pasamos una época de adicción severa a esto de lanzar ruedas, con apuestas de calado (tipo una cocacola al mejor de cinco) incluidas. Una vez, jugando desde casa, me colé con 444,7 en el ranking mundial. Todos tenemos un momento, sólo uno, de gloria en esta vida, y el mío quizá fue ese. Cierto es que el ordenador de casa era una castaña pilonga abierta por cinco sitios que murió humeando cual cocido madrileño pocas semanas después, y que gracias a su lamentable rendimiento se podía atinar mejor el lanzamiento de rueda. Pero, qué narices, fue mi momento.

http://www.highlifter.com/games/tiretoss.aspx

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domingo, octubre 15, 2006

para las mañanas (y 2)

Ruth ha encontrado la escena de Alta Fidelidad de la que hablábamos hace un par de entradas:



...cuando Jack Black caía bien y hacía gracia.

Walking on Sunshine, de Katrina & the Waves

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jueves, octubre 12, 2006

12 de octubre

Quien oyendo un Viva España, con un Viva no responde, si es hombre no es español, y si es español no es hombre.

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miércoles, octubre 11, 2006

Lovely

Sarah Jessica Parker ha presentado un perfume que se llama Lovely. “Una delicada fragancia en la que se combinan notas de lavanda, ámbar, orquídea y almizcle, y cuya comercialización en España aún no está prevista”, dicen en la página web de Hola. La verdad es que después de leer esto me quedo mucho más tranquilo.

Tiene gracia. Lovely. Los dueños de un gran puticlub que hay en la carretera de Madrid a Burgos (aunque en el telediario digan ‘la carretera de Burgos’, asumiendo que cualquier camino digno de tal nombre tiene que empezar o acabar en Madrid) tuvieron la misma y feliz idea. El Lovely está un poco más allá de la fábrica de El Águila, y por lo visto es muy, muy tocho. No, no es que diga que las de Sexo en Nueva York sean unas putas. Lo que me hace gracia es que el nivel de sofisticación de la supuestamente sofisticada Sarah Jessica Parker es parejo al de los proxenetas de los alrededores de Madrid.

Lo que me descuadra de Sexo en Nueva York no es la estupidez y chabacanería de la serie en sí. Total, si algo sobra en la tele es morralla. No me parece mejor ni peor que Maracaná 06. Ni que tenga éxito, que lo tiene (no como Maracaná). Lo alucinante es que sea presuntamente una serie moderna cuando, objetivamente, es una versión cara del rijoso teatrillo de matrimonios metidos en cama con el que José Luis Moreno amenizaba las noches de los sábados cuando España era España. Uno de los personajes masculinos que aparece más veces (bueno, apareció las tres veces que he visto algo de esta serie) se llama ‘big’ o ‘mister big’ o algo así porque tiene la polla grande. Por lo visto, la liberación de la mujer en el cambio de siglo consiste en que pueda decir en la tele y antes de la una de la mañana, que un tío tiene una gran butifarra. En que sea soltera y tenga amigas solteras con las que cotorrear y hablar de los tíos que se han ido tirando. O de los bolsos y zapatos que se han comprado. En que vayan a sitios fashion con camareros que están buenos y les monten pollos, a éstos o a los de las tiendas pijas. En que gaten millonadas de dinero pero no trabajen, y vayan a fiestas superexclusivas. En que adornen todo eso con un sonrojante rollo seudofilosófico que suelta la protagonista con voz en off, sentada en cuclillas sobre la cama, escribiendo en un Mac con una taza en la mano.

Porque, ay, una serie supercoolmoderna no puede ser superficial, carajo. Así que entre polvo y polvo, o entre compra y compra, escuchamos dilemas de complejo planteamiento tales como ‘está casado, pero no es feliz en su matrimonio, ¿acaso hago un favor al mundo privándome de su néctar?’ o ‘ Quizá se parezca más que ninguno al tío que yo quiero, pero tiene pelos en la espalda y viste ropa del año pasado’. La cosa es más o menos la misma, supongo que transmitiendo el mensaje “somos nosotras las que elegimos a quién metemos en la piltra, por muy superguays que sean todos los que van pasando por el pilón”.

Imaginen una serie llamada “Sexo en Londres” en la que cuatro tíos se pasasen el día en el pub hablando de las tías que se han cepillado, se pasasen por la piedra de forma más o menos regular a una llamada ‘la ubres’, fuesen al fútbol y planteasen a los teleespectadores las dudas, si no angustias, que genera tan compleja existencia. Supongo que les parecería bastante poco cool, no muy moderna y más bien cutre. A mí también. Pero no. Por lo visto Sarah Jessica Parker, que a mi me parece la típica pija sin estilo, fea incluso después de operada y que se compra la ropa más cara para ver si así va elegante (con resultados escalofriantes), es un ejemplo de la modernidad y la sofisticación neoyorquinas. Paris Hilton no. Las dos hacen lo mismo, pero como Paris no habla en una serie con la voz en off ni se plantea aspectos como “desde pequeña me dijeron que tenía que tener cuidado con los hombres, pero nunca me advirtieron que tuviese cuidado conmigo. ¿Alguien avisó a los hombres?”, pues sólo es una guarra.

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lunes, octubre 09, 2006

para las mañanas

Pues miren ustedes que últimamente me ha dado por ponerme esta canción por la mañana, una de las más bonitas (la canción) que he empezado a escuchar. El video es un tanto particular, tipo Amo a Laura. Y sé que me voy a arrepentir de colgar esta entrada, después de llevar años metiéndome con los numerosos fans de Belle & Sebastian que me rodean. En realidad no era nada personal, es que cada vez que oigo Belle & Sebastian me acuerdo de Alta Fidelidad, cuando el empleado indie pone la canción y entra el otro en la tienda "¿pero qué es esta mariconada?". Luego el indie se echa una novia siniestrilla, y son muy graciosos, así como sositos los dos. Tampoco me gustaron en directo Belle & Sebastian, son un poco ñoños (muy ñoños, más bien), pero la verdad, al lado de este grupo, Camera Obscura, B&S parecen los Sex Pistols. Conozco gente que rellena formularios con más entusiasmo del que echa esta chica al cante. La canción, por cierto, se llama Llyod, I'm ready to be Heartbroken.

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¿Es usted moderno o un gañán?

José Antonio Palomares

La presión por ser moderno alcanza últimamente niveles escandalosos. Como todo el mundo quiere estar a la vanguardia es difícil diferenciar entre los que son modernos y los que sólo intentan ser modernos, pobres desgraciados. El sabor del cerdo agridulce está dispuesto a ayudaros (y desengañaros si fuera o fuese necesario).Por ejemplo, antes tú veías a un tío con los pantalones bajos y al que se le veían los calzoncillos y decías: “Anda, si es Cantiflas; ¿qué hará aquí el insigne actor mexicano?”. Pero empezó a ser moderno que se vieran los calzoncillos o las bragas o las tiras de los tangas y entonces que se te viera la ropa interior era moderno, sobre todo si era Calvin Klein. Fáciles de identificar: se parecen a Cantiflas = modernos.

Como ahora todos los pantalones, sobre todo los de las chicas, son de talle bajo –suponiendo que se diga así-, ya es difícil saber quién es modernoso o quién no. Todos somos Cantinflas.

Así que dirigimos nuestra vista hacia el iPod. Sí, el que tenía un iPod era ultramoderno; el que no, un pringao acomodado en el siglo XIX. Pero ahora todo el mundo tiene un iPod (por favor, si no lo tienes no lo escribas en los comentarios). ¿Y dónde se refugian ahora los modernos? Uno pensaría que en alguna otra moda absurda, como por ejemplo, qué sé yo, ponerse primero los zapatos y luego los calcetines. Algo así. Pues no. Los modernos han sido más astutos y se han refugiado en los propios iPod. Sólo que ellos no dicen iPod, sino Aipod. Porque son modernos y saben inglés. Aquí está el motrollo. Amigo lector, ¿dices Aipod? Pues eres un moderno y me estoy pensando expulsarte de este blog cateto.

Entrada completa aquí

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miércoles, octubre 04, 2006

La inmortal

Veselin Topálov es de esos tíos que cae bien. Búlgaro residente en Salamanca, es el número uno mundial del ajedrez tras haberse curtido en campeonatos de segunda fila. Según cuenta Leontxo García, se fue en un viejo Citroën desde Ruse, su ciudad, hasta Elgóibar, para ganarse la vida en España con el ajedrez. Luego fueron Pamplona, Sevilla, Las Palmas, Benidorm, Ourense, San Fernando, Jerez, Santa Marta… 25.000 kilómetros de torneos. “Topálov asombra en todos ellos, y pasa de ser el 1.500º del mundo a uno de los 10 mejores”. Es, también, el favorito de los aficionados. Dice que no tiene miedo a perder. A mi el obsesionarse con ganar, ganar y ganar, como Kasparov, me parece una tara. Por cierto, que Topálov empató con Kaspárov en la despedida de éste, en Linares 2005.

Hay quien dice que le recuerda los buenos tiempos del ajedrez, entre el siglo XIX y el XX, cuando las combinaciones y el ajedrez ofensivo primaban sobre la corrección táctica. A veces los articulistas, al hablar de Topálov, aluden a Bobby Fischer. Es un poco lugar común, aunque Topálov lleva más años en la elite de los que duró Fischer, quizá porque no es un genio brillante como él y, de momento, no se ha quedado como las maracas de Machín. Estos días, después de años de absurdas riñas entre federaciones, confederaciones y jugadores dignas de La Vida de Brian, se celebra el campeonato de ajedrez reunificado. La bronca ha tardado poco en llegar. Topálov no volverá a dar la mano a Krámnik porque dice que hace trampas, y que cuando va a mear recibe instrucciones. Krámnik alude a "su intimidad", lo cual tiene su gracia, la verdad.

Con esto me he acordado de La Inmortal. ¿Han visto Blade Runner? ¿Se acuerdan de la partida de ajedrez? No es una partida ficticia, sino real, y no una cualquiera. Es la inmortal, la más famosa de la historia del ajedrez, si es que una partida puede serlo. Es el gol de Maradona del ajedrez (por cierto, que Topálov es admirador del Pelusa) .La disputaron Adolf Andersen y Lionel Kieseitzki. Fue en un café de Londres en 1851. Una partida informal, publicada después por una revista especializada (Andersen telegrafió los movimientos a su club de París) y, a partir de entonces, la más famosa de la historia, si es que una partida de ajedrez puede serlo. Andersen deja que su rival le elimine un alfil y dos torres, y que le de jaque en su primera línea. La traca acaba con el sacrificio de la reina un mate con piezas menores, dos caballos y un alfil, en el movimiento 22.

El tiempo contra el material; la abismal ventaja Kiessitzki no sirve de nada. En la película Roy hace un movimiento en casa de JF Sebastian (reina por f6, jaque). "No, el caballo come la reina, ¿ves?" contesta Sebastian. Después, en el ascensor de la Tyrell Corporation, JF le dice a Tyrell el movimiento de Roy:"Reina toma el alfil, jaque". Tyrell responde: "El caballo toma la reina", el movimiento que antes propuso JF, y éste acaba: "Alfil a e7, Jaque mate". "la luz que brilla con el doble de intensidad dura la mitad de tiempo. Y tú has brillado con mucha intensidad, Roy", dice Tyrell, el creador de Roy. Después Roy lo mata.

Kiessitzki mata un alfil, mata una torre, mata otra torre, mata hasta la reina, pero no puede hacer nada más que ver cómo se consume su tiempo. Roy también, y muere poco después. Sólo quería tiempo, el que a él se le agotaba, y quizá por eso sabía que la acumulación de piezas que ofusca a JF, a Tyrell y a cualquier aficionado no sirve para nada. Mata a Tyrell para quitarle el tiempo que a él le quitaron. O quizá no, quizá Scott sólo quería recrear una partida de ajedrez (la partida es lo que permite a Roy acceder a Tyrell) y eligió La Inmortal. Yo creo que no. Creo que Blade Runner, la partida de ajedrez, la banda sonora de Vangelis… A su manera, todos hablan del tiempo, de eso que no sé muy bien si es lo único que tenemos o lo único que no tenemos. Pero igual me equivoco y es sólo un síntoma de frikismo...

PD.- Aquí pueden seguir la partida

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lunes, octubre 02, 2006

El hule

Dr. Malcolm

Desde que las falsificaciones de Armani o Louis Vuitton cada vez son mejores y más difíciles de distinguir de sus respectivos originales, desde que cualquier paleta o FP electrónica, a la mínima, se gasta un audi, un bmw o un mercedes, desde que, en definitiva, no puedes distinguir ya a simple vista a la chusma de la gente realmente importante. Les propongo uno que es, en mi opinión, infalible. El hule. En España, los ricos gastan manteles (a veces, incluso de hilo) y la chusma hule.

[...]

Tengo que confesar que en mi casa había un hule. Tenía el mapa de España y Portugal impreso encima. Pero era el de España de verdad, no esta guarrería de Estado de las Autonomías. [...] Tu mirabas los puntos de las ciudades y el tamaño del nombre y sabías inmediatamente cuál era más importante. Así, por ejemplo, los delirios cantonalistas de Cartagena quedaban sin argumentos ante el punto gordo de Murcia o veías que, claramente, Madrid era la capital de España. En casa de unos amigos de mis padres tenían la versión constitucional del mismo hule. Pero no era lo mismo. No tenía yugo ni flechas y Madrid se había emancipado.

[...]

Después pasamos por esa fase intermedia hule-mantel. Sí, eso de poner el hule y encima el mantel para disimular. Pero eso es lo peor que se le puede hacer a un hule, aprovecharse de sus ventajas pero avergonzarse de él y querer taparlo. Ahora me arrepiento de ello. Si estamos a hules, estamos a hules.

Entrada completa y sin cortes publicitarios en majaderos

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