Madrid no merece esto
Crítica destructiva del mundo periodístico (i)
La crónica taurina
El titular es aplicable cualquier crónica taurina aparecida a lo largo de la temporada. Admite variantes como "Insulto al respetable", "Carnicería lamentable" o "Mejor quedarse en casa". En realidad, en el periodismo taurino la única variación significativa de una crónica a otra es la localidad de firma, que suele ser aquella en la que se ha puesto en práctica la corrida, si bien no necesariamente el lugar donde la crónica ha sido escrita.
¿Por qué es el periodismo taurino el género periodístico más lamentable? Coja usted, amable lector, una crónica taurina. Antes de dos líneas se habrá dado cuenta de que la corrida, el hecho narrado, es lo menos importante en la escala de prioridades del cronista. El clásico qué, cómo, cuándo, dónde, no importa. El orden es (1) demostrar que el periodista es un entendido en toros como no conoce Españñña desde Alfonso XII (2) hacer ver que la corrida no ha estado a la altura de las circunstancias sin que sea necesario, obviamente, explicar por qué, (3) Dejar suficientemente claro que si a alguien le ha gustado la corrida o, simplemente, tiene dudas de por qué razón ha sido una ofensa al gusto taurino, sólo puede ser un despojo, un ignorante cuya presencia mancilla el coso y, como en Amanece que no es poco, estropea el libro por leerlo mal (4) Saciar el afán egocéntrico del periodista, tratando de incluir el máximo de referencias a éste sin utilizar la primera personas (5) Saciar las ansias literarias del cronista, utilizando una prosa más recargada que un trajes de luces (6) conseguir que los puntos anteriores se cumplan en su máxima expresión para ser considerado un cronista “importante” (7) Poder ponerse hasta arriba de vinos, copas y callos en ulteriores celebraciones sin que sea preciso, obviamente, ver los toros.
Antes de que el amable lector salte indignado, conviene matizar que es un género lamentable en su plano periodístico. En el literario hay gustos como colores. A mí no me gusta. Me parece pretencionso, barroco, recargado, artificial y elitista. Pero esa no es la cuestión. Es un género periodístico que no sólo desprecia los hechos, sino que, lo que es más escandaloso, hace gala de ello. Cuando murió el excelente escritor Joaquín Vidal, cronista de toros de El País, se decía “escribía tan bien que no hablaba de toros”. ¡Hete ahí! El periodismo taurino supuestamente bueno (pese a no ser ni periodismo ni taurino) no trata de toros, y el periodismo taurino a secas intenta no hablar de toros. Trata por todos los medios de hacer piezas literarias cuya calidad, según la bizarra vara de medir de este gremio, varía de forma inversamente proporcional a su relación con los hechos. Con lo cual caemos en la paradoja, muy hispánica por cierto, de que el género preferido por buena parte de la profesión no es un género periodístico, sino un pretencioso púlpito para escritores con distintos grados de satisfacción-frustración. Lo cual explica en cierta medida por qué la profesión periodística está tan encantada de haberse conocido. Porque los hechos se la bufan. Y entonces, claro está, todos somos los mejores.
Etiquetas: la prensa
6 Comments:
Acabo de intentar suscribirme a tu feed RSS y me he encontrado con una entrada de 2004. ¿Piensas arreglarlo un día de estos?
Es que me he puesto como cuatro veces a hacer un blog y eso que dices debe ser una de las pruebas fallidas, que se llama parecido al blog actual. Es lo que decía en la primera entrada sobre el follón de identidades y contraseñas. Pero ya que lo dices voy a ver si recupero el password de ese blog y lo cierro.
Yo también quiero ser intelectual, y decir palabras como feed RSS, víscera, paradigmático...
Pierre, brillante.
un día puedes escribir una contracrónica de la vida del cronista taurino. Me refiero a lo de los vinos, las copas y los callos, que mucho me huelo van casi siempre acompañados de unas sesiones de gambas blancas colombianas
Mi bienvenida oficial: ese Nuño ese Nuño ¡eh! ¡eh! Ese Nuño ese Nuño ¡eh! ¡eh!
Te echo más de menos que marco a su madre, joder. Y te lo digo en público, pa que veas que es de verdad!
mxxx
No se muy bien por qué. Pero la destrucción de las crónicas taurinas me hizo recordar el video de Bad Day, de R.E.M., en el que Michael Stipe hace de presentador de noticias (acordemente trajeado y con todas las típicas caritas de circunstancia muy bien actuadas...); Mike Mills hace las veces de notero-reportero de calle, poniendo cara de “periodista que siente lo que dice”; y donde una sucesión de catastróficos títulos lacrimógenos se suceden al pie de la pantalla. Sobre el final, un tornado hace justicia: arrasa con todo, incluido el montaje periodístico y los muñecos que interpretan Stipe y Mills...
Eso es normal. Se da tanto en el periodismo escrito como en los oradores. Hay quienes, cuando dan algún discurso, no les importa para nada el contenido, sino su propia y petulante oratoria. No hablo (escribo) para decir algo, sino para que vean lo bien que lo digo.
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