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Y allá van de nuevo...

jueves, septiembre 21, 2006

cultura popular

Crítica destructiva del mundo periodístico (iv)

La tertulia


Un grupo de alchólicos en las puertas de la prejubilación se reúne cada día alrededor de la misma mesa para resolver el mundo y discutir sobre temas tan variopintos como peregrinos, con una vehemencia propia de taxista de Barajas y repentinos episodios de compadreo. Sí, señores, el periodismo más racial, más cañí, más español en una palabra, es la tertulia, género que resume los valores de esta gran nación, otrora imperio, con una concreción sin par. Y sin tapete ni faria ni fichas de dominó. Pero con el mismo rigor. Tan escasa es la presencia de hechos en estos agujeros negros informativos que en una tertulia se presentaba como atracción de feria a un individuo llamado ‘mister dato’. La labor de Mister Dato (merece mayúsculas) consistía en aportar todos los días algún número, algún hecho o estadística, cualquier cosa factual. La presentación me recordaba a cuando en los circos cutres que llegaban a Burgos, siendo yo pequeño, anunciaban ‘El Ligre, mezcla de león y tigre’ que era, en el mejor de los casos, un gato grande con peluca y rayas pintadas.

Dirán los envidiosos, aquellos que no gozan del gracejo que Cristo Rey derramó sobre esta tierra, que nadie sabe de lo que habla y que la tertulia consiste solamente en un grupo de supuestos homo sapiens gritando, insultándose y poniendo perdidos de babas micrófonos y mobiliario de los estudios de radio o tele. Olvidando que al hablar de la tertulia, sea aquella joya de Radio Nacional donde campeaba Carlos Dávila o las mágicas tardes de sábado protagonizadas por Parada et alia, estamos hablando de cultura popular. De La cultura popular. De elevar a los medios costumbres de la piel de toro como las citadas: Hablar de todo sin saber de nada, insultar al de enfrente aunque diga lo mismo que tú o demostrar en cada apertura del esfínter bucal una prosapia, erudicción y gracia como no ha conocido Occidente.

La tertulia por antonomasia es la radiofónica. Es el hábitat natural del tertuliano, donde vive, se alimenta, se reproduce y, a veces, muere de cirrosis. Nos referimos, obviamente, al hábitat espiritual, porque el hábitat físico suele ser un bello lugar de la costa andaluza o del Caribe desde el que están perfectamente informados de todos los aspectos relevantes e irrelevantes del panorama mediático. Un extranjero no saldrá de su asombro al ver cómo un individuo es capaz de, sin salir de la terraza del chalé, estar al tanto de lo que se cuece en los cenáculos de la corte aunque su voz denote que aún no se ha recuperado de la última copa, suponiendo que se la haya llegado a terminar. No sabrá, claro, que el tertuliano es un español de la cabeza a los pies, detalle que lo explica todo.

Por otra parte, este género dispone de sus propios códigos. Frases como ‘y si no, al tiempo’, 'los que saben de esto dicen que' o 'cosas veredes, amigo Sancho' son formas alternativas de expresar el 'pues porque lo digo yo, cagón diossss' propio de la cultura popular. Pero como quiera que, además de españolidad, hay que demostrar estudios, se usan los citados latiguillos. Las frases introductorias también están más o menos estandarizadas. Suelen ser algo así como 'bueno, y qué piensan de...', 'hoy no se habla de otra cosa que no sea...' o, directamente, 'oye, todo el mundo me ha parado hoy para preguntarme por...'. Estas fórmulas, utilizadas por un locutor que pone voz engolada, así como de tenor, para darle familiaridad al rollo, sirven para perfilar los temas, recurrentes como la titularidad de Raúl en la selección y que siempre, siempre, tratan alrededor bien del trabajo o vida personal de uno de los tertulianos, bien de los enemigos de uno o varios de los tertulianos. La prensa deportiva, por cierto, ha sido la única capaz de ver y aprovechar las sinergias de este metaperiodismo.

Los formatos son diversos. Tenemos el debate a dos, que a su vez dispone de la variante Germán Yanke (uno del PP y otro que dice que el PP son todos maricones) o la variante hora 14 (un sociata listo y uno del PP idiota). Luego, en las tertulias a varias manos, están los clásicos. El poli malo y el poli conciliador. El que traen del otro lado para parecer objetivos o el novatillo que medra mostrándose como el más radical seguidor de lo que él cree que es la marca de la casa. Aún recuerdo un debate en Radio Nacional, cuando Ánsar comentó (erróneamente) que era plusmarquista mundial de fondo (tardó un poquillo en matizar, el travieso) y asistí a una lucha de titanes con perlas como 'pues si el presidente lo dice, yo me lo creo' o 'es un excelente político, pero no debería meterse en terreno de otros'.

De los formatos afrancesados, tales como 59 segundos, o culturetas mejor no hablamos. Son sólo signos de debilidad y anticipos de la ruptura de España que no merecen comentario. La tertulia es la tertulia, sea de Carmen Sevilla o de José Luis Garci y sus muñecos. La tertulia española es una especie de Gran Hermano permanente. Un grupo de individuos entabla charlas circulares carentes de cualquier interés mientras miles de personas asisten alienadas al espectáculo, creyéndose más listas que el que escucha la tertulia de al lado pero recibiendo, en definitiva, una dosis de dogma que sirve para calmarnos el mono de No-Do, el síndrome de abstinencia de voces reconocibles, verdades absolutas y halos místicos construido a lo largo de 40 años enganchados al caballo y a su caballero.

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7 Comments:

Blogger Leon said...

Algunos tertulianos parecen Rafa Nadal, lo devuelven todo. Da igual el tema que sea, ellos opinan y encima pretenden saber. Aunque sea física cuántica o la revolución francesa, ellos saben de todo. Y la frasecita de "no puedo contar todo lo que sé, pero estoy MUY BIEN informado..." es lamentable.

22 septiembre, 2006 08:35  
Blogger bacua said...

A mi me gusta mucho un concurso que se hace en la ventana de la ser donde te retan a ser tertuliano defendiendo o criticando un tema al azar, lo que deja claro lo volubles que pueden llegar a ser.
En cuanto al 59 segundos, pfff, el otro día me enteré de que Pedro J. se lleva para casa 6000 pavos por aparición, si contamos que aparece unas cinco o seis veces por programa con sus correspondientes cinco o seis minutos de intoxicación, le sale el minuto a 1000 pavos. Por cierto 1000 euros que le pagamos todos los españoles.

22 septiembre, 2006 10:53  
Anonymous Anónimo said...

Di que sí. Si es que al final acabaremos hasta cediendonos la palabra los unos a los otros en lugar de hablar más alto, que es la fórmula no sólo para recuperar tu turno si no para tener razón.

En las tertulias con mis amigos los jueves o viernes tras el trabajo, en las que arreglamos varias veces el mundo, a partir del sexto o séptimo tercio de cerveza sin nada más en el estómago que los cacauetes que nos trae la del bar, el turno de palabra se consigue casi chillando, para fastidio de los vecinos de la zona. En realidad esto tiene una explicación lógica. Si consigues que tu 'enemigo' no pueda hablar, los efectos del alcohol en él serán más duros por falta de oxigenación cerebral, consiguiendo la victoria en el debate por ko.

22 septiembre, 2006 11:14  
Anonymous Anónimo said...

Efectivamente, el género viene de antiguo. Te cito una frase de Jardiel Poncela: "Las tapias y las tertulias se forman amontonando adoquines". Yo echo de menos las tertulias del programa de Miguel Angel García Juez, en la extinta Antena 3. Sin insultar a nadie, con muchisimo sentido del humor, media hora que pasaba demasiado rápido. Los contertulios eran Luis Carandell, Alfonso Ortuño, Luis Angel de la Viuda, Carlos Pumares ( si, el mismo que ahora se pone en ridículo en cualquier reality ) y el propio García Juez.

23 septiembre, 2006 19:59  
Blogger KlingonCome said...

Penoso mundo el de las tertulias... Fenómeno comunicativo único en Europa, por cierto...

Spain sigue siendo different...

25 septiembre, 2006 10:27  
Anonymous Anónimo said...

También traumatizada desde niña por la existencia del "ligre" y el "grelión" que venían a nuestro Burgos cada Sampedro, hace 4 meses, en la wikipedia, descubrí no sólo que existen!! (zoológicamente hablando) sino que la primera parte indica la "raza" de padre y la segunda la de la madre...
Nunca comprenderé a los circenses... ni a los biólogos...

26 septiembre, 2006 19:33  
Anonymous Anónimo said...

Pierre: Respecto a esto "De elevar a los medios costumbres de la piel de toro como las citadas: Hablar de todo sin saber de nada" en mi pueblo se les llama "El Tío Liendre" que de todo sabe y de nada entiende.

25 octubre, 2006 09:42  

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