News of the World
El periodismo de investigación
¿Qué ha hecho más daño al mundo, las pelis sobre amor tipo Lady Halcón o las pelis sobre periodistas? Pues tengo mis dudas, porque entre una y otra plaga me han dado no pocos disgustos. Sobre Lady Halcón ya tratamos el otro día. Hoy toca el periodismo de investigación.
Lo que me pide el cuerpo es decir que el periodismo de investigación en España sólo se encuentra en los video clubs. Pero sería faltar a la verdad. El periodismo de investigación ha existido y seguramente seguirá existiendo (los vuelos de la CIA etc.). Pero la mayor parte de lo que se vende como liebre es gato. ¿Recuerdan Noticias del Mundo, aquel maravilloso periódico que publicaba noticias como "descubierto en Cuenca el cráneo del diablo"? Pues cuando lean una página bajo el epígrafe "Investigación de...", ándense con ojo, porque el aprecio por la verdad va a ser más o menos el mismo que el de Noticias del Mundo. Hay, eso sí, una diferencia notable. En España el periodismo de investigación tiene la asombrosa particularidad de coincidir, en tiempo y forma, con la agenda de los dos grandes partidos políticos. Si nuestros sufridios representantes se abren la cabeza a cuenta de (rellene usted) apenas tarda unos días en descubrirse, fruto de una intensa, rigurosa y larga investigación, alguna exclusiva que, según el objetivo juicio de quien lo publica, cambia de forma definitiva la trama política. Son la pera, estos periodistas.
Como decía, hay gente que ha hecho periodismo de investigación. Yo he intentado hacer mis pinitos, y es extremadamente difícil por tres razones. Primero, porque descubrir cosas que no se quiere que se sepan es más bien chungo. Segundo, porque las personas eventualmente interesadas en que esas cosas se sepan suelen guardárselas para uso personal o político, y ni se les pasa por la cabeza contárselas al primer flipado que les llama boli en ristre por mucho que nos tiremos faroles del tipo "mira, tengo los papeles, y creo será mejor para los dos que me expliques tu versión". Tercero, porque aunque hayamos superado los obstáculos anteriores, los medios no saben qué hacer cuando no les han llegado instrucciones. Podrían zurrar a su amiguito, zurrar a un enemigo que ahora es amigo o zurrar al enemigo a destiempo. Y eso no les gusta así que, de entrada, mejor mantener la boquita cerrada.
Y no, no es que yo piense que todo es política. Es que cuando toda la gente que manda piensa que todo es política termina siéndolo. El lamentable estado del periodismo en España (nunca ha estado tan mal, dicen los viejos) es más síntoma que enfermedad. Síntoma de una sociedad civil que no entiende nada más allá del binomio poder-oposición. En este contexto la información puede ser bien garrote bien moneda de cambio, pero su uso altruista no se puede concebir.
Así, cuando usted, amable lector, se tope con un artículo de investigación que empiece haciendo referencia a sí mismo (un metaartículo), mosquéese. Puede estar, como ocurre con los agujeros negros del periodismo destapados por El Mundo, ante una retahíla inconexa y malintencionada de especulaciones, medias verdades o falsedades no atribuidas a fuente alguna. O, como en el caso de la Cadena Ser con sus dos fuentes ("según apo", según ha podido saber la Ser o "según lesvi", según les viene contando la Ser), ante un dossier mondo y lirondo. Dime de qué presumes y te diré de qué careces.
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