Hasta la vista
Curiosamente con Stone Roses no me tira pero con Jesus sí. Será una señal, digo yo.
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Y allá van de nuevo...
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Otro que gana puntos en la escala de malos es Putin. Es curioso, porque con su brillante hoja de servicios (gasear a los rehenes de un teatro, Chechenia, etc) resulta que se convierte en malísimo cuando se cargan a una periodista crítica que investigaba, precisamente, esas cosas cuantitativamente peores. No quiero decir que matar periodistas sea un asunto menor, sólo que es curioso cómo funciona nuestra escala de valores. Ahora se le acusa de matar con matarratas a un ex espía, al igual que el KGB se cargó a otro con la punta de un paraguas. Sigues en la academia, Vladimir.
Y qué me dicen de Ratzinger. Yo creo que Benedicto XVI no es Ratzinger, sino el malo de Willy Fog, Moriarty. De hecho, en mis pesadillas el ojo derecho de Benedicto ilumina la habitación mientras me conmina a arrepentirme de algo. También aquí, si en una peli ponen a un Papa malo y plantan al Reiziger este, nos parece demasiado. Y otra que mola es Ann Coulter, conocida como The American Taliban, una especie de Losantos a la americana, rubia y con sobredosis de corporación dermoestética, que suelta perlas como que las mujeres no deberían tener derecho al voto cuando no lamenta que no vuelen por los aires la redacción del New York Times.
Malos que suspenden gimnasia, frikis que quieren dominar el mundo programando calculadoras hay pocos. Más bien, sólo uno, Bill Gates. Y éste ya roza el malo de pandereta, esos que quieren ser malos pero no se les logra. Como el de Corea del Norte, Kim Jong Il. Mira que el tío se lo curra, tirando bombas atómicas y tal, pero cuando sale en la tele apuesto que ustedes, amables lectores, no piensan “qué hijoputa” sino “¿de dónde ha salido este menda?”. Lo de Aznar es parecido pero distinto. Empezó de este rollo, probablemente por un complejo de cubo de basura de instituto similar al de Gates (sospecho que se ponía alzas en los zapatos, casó a la hija en el Escorial...). Quería ser el chungo, dar miedo, que la gente dijese "uuuuuh, que viene Ánsar", y por eso era el más animal a la hora de transmitir respecto, por ejemplo, la guerra de Irak. Pero luego terminó creyéndose su propio papel ante la estupefacción general, incluida la de este entrevistador de la BBC (videos 1, 2 y 3) cuando abogaba por bombardear Líbano "porque yo lo valgo".
Y, finalmente, los malos peligrosos, los que serían capaces de vender a su abuela y hacerla creer que es por una buena causa. Mi favorito en este sentido, si es que damos por amortizado a Berlusconi, es Nicolas Sarkozy. Pero éste ya no mola.
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“si me rascas la barriguita canto una salmodia en arameo”
Al margen de esta pequeña anécdota, a Radiohead le podríamos llamar el Enron de la música. Un grupo que están bien pero que se ha hinchado tanto en su supuesta grandeza que acaba no sólo desproporcionado, sino totalmente prisionero de esa vanguardia. Es lo malo que tiene descubrir el Santo Grial y estar todo el día creando, como Agatha, que no te puedes salir de tu papel y hacer 1, 2, 3, 4 con las baquetas para que la gente se divierta un poquito.
Antes de hacer este post he estado realizando una investigación de campo, es decir, me he vuelto a escuchar toda la discografía de Radiohead. Llámenlo masoquismo pero prefiero saber de lo que hablo. Todo el mundo conoce “Creep”, y efectivamente es una buena canción, al igual que “High and Dry”, “Planet Telex”, “Airbag”, “Idioteque” o “Go To Sleep” (por coger alguna que otra canción más o menos conocida) pero, a lo que vamos, Radiohead no es un mal grupo. Funciona bajo unos parámetros deseables para cualquier banda enmarcada dentro del indie, han evolucionado, ha creado supuestos nuevos caminos y vías para la música y en algún que otro momento han dado en el clavo. Pero señores no son para tanto, créanme, no son para tanto. Saquen su rabia y digan conmigo “Radiohead no son la mejor banda del planeta y hay otro mundo ahí fuera”. Y no se preocupen que aquí estamos nosotros para apoyarlos y ofrecerles nuestro pequeño bálsamo de comprensión.
“me pongo chifas de sol para que no se me vea el ojo pipa”
Otra de las cosas que me molesta del IRA auténtico es que cuando dices que no te gusta el grupo se encienden y sueltan todo tipo de argumentos tales como “es que no tienes capacidad para apreciar su música” o “es que no logras comprender su complejidad”, o bien “ellos han sabido bucear en océanos de ruido y experimentación como nadie y tu eso no lo comprendes”. Cosas como esas puedes llegar a oír si blasfemas. Y va ser que se trata de eso, de falta de capacidad y de lo impostada y absolutamente teatral que me resulta la voz de Thom Yorke. Por poner un ejemplo, todos coincidimos en que la voz de Madonna de “Like a Virgin” poco tiene que ver con la de “Deeper and Beeper”... pues eso es lo que ha pasado con el bueno de Thom, que se puso a lloriquear en el “OK Computer” y hasta ahora, oye.
Ya para terminar, y dejar a Pierre que de su opinión de los hechos, me encanta que la gente disfrute con la música, que siga a sus grupos. Pero, por Dios, relájense un poco.
[Modo Pierre on, como cuando en Pimpinela se alternan cantando]
Yo no soy ni mucho menos tan experto en música como Mr. Grieves (nada más tienen que fijarse en su nick para saber que le gusta la buena música), pero me sumo a su moción y digo también “Radiohead no son la mejor banda del planeta y hay otro mundo ahí fuera”. Y no es sólo por dar por saco, que también. Me molesta especialmente el rollito alrededor de este grupo, ese “lo que pasa es que no lo entiendes” o “no lo has escuchado bien”, frases que se comentan por sí solas.
Supongo que habrán visto Amanece, que no es poco (si no lo han hecho, no merecen leer este blog). Recordarán al que decía “Yo quiero ser intelectual como tú. Puedes leer libros sin estroperalos. Decir palabras como glande, víscera o paradigmático. No le veo más que ventajas”. Pues eso. A mí Radiohead me parece un buen grupo al que creo que el tiempo pondrá en su sitio. Una especie de Pink Floyd de los 90, que parecen muy muy originales e innovadores, muchísimo, pero que tienen todavía más de fuego artifcicial. Por eso lo de Enron; lo innovador no es tener 57 pedaleras en el escenario y tocarlas con las manos, tirado en el suelo como un chamán hasta las cejas de peyote en pleno éxtasis musical, o que los críticos utilicen palabras como ‘textura’ cuando hablan de tus canciones.
Me molesta ese aire. Y me parece de traca. Vamos a ver, si Radiohead es un grupo difícil de escuchar, que hay que entender, vanguardista, experimental y lo que ustedes quieran, ¿cómo narices vende millones de discos? Aún recuerdo al fulano de la camarita del que hablaba Mr. Grieves, que probablemente se sitiese super-especial por su forma de apreciar la música… A mi amigo se le olvidó comentar que, antes de la carcajada, cada vez que nosotros o alguien decía algo, él se volvía, sin dejar de enfocar la cámara al escenario, y hacía chitón, al tiempo que lanzaba por encima del hombro una mirada de reproche-desprecio a la fuente del ruido. Eso, en un festival al aire libre con 35.000 personas. También recuerdo que les salió algo mal en el concierto y Thom Yorke hizo un gesto parecido de rabia, en plan “Dios mío, mi obra”. Espíritu rock en estado puro.
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