Further down the spiral
Posiblemente les parezca un poco pesadito con el tema este de la teoría conspirativa alrededor del 11-M. En todo caso, si ustedes, como yo, consideran pintoresco que una parte significativa de los medios de comunicación (ignoro si también de la población) crea verosímil que entre varios partidos políticos, terroristas islamistas, etarras y del GAL, policías, jueces, guardias civiles, espías de este y otros países y medios de comunicación se pusieron de acuerdo para perpetrar un atentado, hacer que el Gobierno creyese una cosa, después hacer que la población creyese otra y después manipular pruebas para ocultar que la autoría inicial que defendía el Gobierno era cierta. Si creen, como yo, que algunos deberían hacérselo mirar, lean el siguiente extracto de Desiertos Lejanos. Si no, pues nada.
Según la doctrina conspiracionista, tal como fue planteada originalmente por Múgica, la sucesión de eventos entre el 11 de marzo y el día de las elecciones, y en particular los hallazgos de indicios, las confusiones y las declaraciones públicas, obedecieron a un guión cuidadosamente elaborado para dar la impresión a la ciudadanía de que el gobierno del Partido Popular ocultaba información o directamente mentía sobre la autoría del atentado, cuando lo que en realidad sucedió—siempre según la tesis conspiracionista– fue que manos invisibles manipularon las “miguitas de Pulgarcito” que constituían las pruebas para ir orientando por un lado la investigación hacia un grupo de cabezas de turco mientras por otro se mantenía al gobierno engañado, teledirigiendo sus declaraciones de forma que dieran la impresión mencionada de falta de sinceridad. No estaríamos pues ante un gobierno que miente motu proprio, sino ante un gobierno al que engañan con el objetivo de hacerlo aparecer como mentiroso. Al mismo tiempo, se habría montado toda una operación mediática para convencer al público de lo contrario de lo que afirmaba el gobierno: la autoría sería islamista, no etarra. Tenemos por tanto tres patas de la hipótesis de Pulgarcito, tres objetivos que el guión tiene que cumplir:
A) Conducir las investigaciones, gradualmente, hacia los cabezas de turco identificados en la instrucción del juez del Olmo como autores materiales a través de “miguitas o piedritas de Pulgarcito” –ambas expresiones han sido usadas– que van señalando el camino.
B) Al mismo tiempo, engañar al gobierno, haciéndole creer que la autoría es de ETA.
C) Al mismo tiempo, convencer a la opinión pública haciéndole creer que la autoría es islamista, lo cual a juicio de los conspiracionistas es también un engaño.
Nótese que planteada así, la hipótesis de Pulgarcito suena terriblemente compleja. ¿Cómo se las pueden arreglar los conspiradores para convencer al mismo tiempo de dos cosas radicalmente opuestas al gobierno y a la opinión pública, respectivamente? ¿Qué maestría psicológica se necesita para predecir con razonable seguridad que el gobierno caerá en una trampa y la opinión pública en la contraria? La cosa se complica aún más cuando vemos que el gobierno, al que suponemos inicialmente engañado para afirmar la autoría etarra, se convence tardíamente de que la otra autoría, la islamista. Al mismo tiempo, la hipótesis de Pulgarcito requiere que la Policía piense de forma distinta que el gobierno y no se lo comunique a éste. Digámoslo más claro: que los responsables de la investigación oculten con mala fe la verdad a sus superiores políticos. Como veremos, esto involucraría en la conspiración a personas como el intachable Jesús de la Morena. Pero no adelantemos vísperas: esbocemos simplemente las complejidades de la teoría, que, como es palmario, se ve forzada a multiplicar explicaciones ad hoc, en abierta contradicción con el principio de la navaja de Occam.
La cosa se complica, porque además, según una opinión al parecer dominante entre los conspiracionistas, ETA sí habría estado involucrada en el atentado. A ver, a ver, a ver, que empiezo a confundirme. ¿Me están diciendo que los conspiradores engañaron al gobierno contándole la verdad (ETA es responsable) mientras contaban a la opinión pública una mentira (el terrorismo islamista es responsable), mentira que a la postre terminó por creerse el gobierno, como atestiguan las declaraciones de Acebes después del suicidio de Leganés, las de Díaz de Mera a la Comisión de Investigación del 11-M respecto del mismo tema y el documento 11-M: Toda la Verdad, en Tiempo Real del que he sacado la cronología anterior.
Según la doctrina conspiracionista, tal como fue planteada originalmente por Múgica, la sucesión de eventos entre el 11 de marzo y el día de las elecciones, y en particular los hallazgos de indicios, las confusiones y las declaraciones públicas, obedecieron a un guión cuidadosamente elaborado para dar la impresión a la ciudadanía de que el gobierno del Partido Popular ocultaba información o directamente mentía sobre la autoría del atentado, cuando lo que en realidad sucedió—siempre según la tesis conspiracionista– fue que manos invisibles manipularon las “miguitas de Pulgarcito” que constituían las pruebas para ir orientando por un lado la investigación hacia un grupo de cabezas de turco mientras por otro se mantenía al gobierno engañado, teledirigiendo sus declaraciones de forma que dieran la impresión mencionada de falta de sinceridad. No estaríamos pues ante un gobierno que miente motu proprio, sino ante un gobierno al que engañan con el objetivo de hacerlo aparecer como mentiroso. Al mismo tiempo, se habría montado toda una operación mediática para convencer al público de lo contrario de lo que afirmaba el gobierno: la autoría sería islamista, no etarra. Tenemos por tanto tres patas de la hipótesis de Pulgarcito, tres objetivos que el guión tiene que cumplir:
A) Conducir las investigaciones, gradualmente, hacia los cabezas de turco identificados en la instrucción del juez del Olmo como autores materiales a través de “miguitas o piedritas de Pulgarcito” –ambas expresiones han sido usadas– que van señalando el camino.
B) Al mismo tiempo, engañar al gobierno, haciéndole creer que la autoría es de ETA.
C) Al mismo tiempo, convencer a la opinión pública haciéndole creer que la autoría es islamista, lo cual a juicio de los conspiracionistas es también un engaño.
Nótese que planteada así, la hipótesis de Pulgarcito suena terriblemente compleja. ¿Cómo se las pueden arreglar los conspiradores para convencer al mismo tiempo de dos cosas radicalmente opuestas al gobierno y a la opinión pública, respectivamente? ¿Qué maestría psicológica se necesita para predecir con razonable seguridad que el gobierno caerá en una trampa y la opinión pública en la contraria? La cosa se complica aún más cuando vemos que el gobierno, al que suponemos inicialmente engañado para afirmar la autoría etarra, se convence tardíamente de que la otra autoría, la islamista. Al mismo tiempo, la hipótesis de Pulgarcito requiere que la Policía piense de forma distinta que el gobierno y no se lo comunique a éste. Digámoslo más claro: que los responsables de la investigación oculten con mala fe la verdad a sus superiores políticos. Como veremos, esto involucraría en la conspiración a personas como el intachable Jesús de la Morena. Pero no adelantemos vísperas: esbocemos simplemente las complejidades de la teoría, que, como es palmario, se ve forzada a multiplicar explicaciones ad hoc, en abierta contradicción con el principio de la navaja de Occam.
La cosa se complica, porque además, según una opinión al parecer dominante entre los conspiracionistas, ETA sí habría estado involucrada en el atentado. A ver, a ver, a ver, que empiezo a confundirme. ¿Me están diciendo que los conspiradores engañaron al gobierno contándole la verdad (ETA es responsable) mientras contaban a la opinión pública una mentira (el terrorismo islamista es responsable), mentira que a la postre terminó por creerse el gobierno, como atestiguan las declaraciones de Acebes después del suicidio de Leganés, las de Díaz de Mera a la Comisión de Investigación del 11-M respecto del mismo tema y el documento 11-M: Toda la Verdad, en Tiempo Real del que he sacado la cronología anterior.
6 Comments:
Por desgracía vengo observando en mi entorno que toda esta mierda ppepinera está empezando a calar, no en convicciones profundas pero sí a nivel de chismorreo. Hace poco tuve que "contrarrestar" un mail enviado por una amiga con la paja mental del vídeo del "calvo" de los trenes del 11-M.
En Desiertos Lejanos han hecho una labor extraodinaria, pero me temo que este país, lo racional y moderado no vende.
Sigo diciendo que Dan Brown ha hecho mucho daño...
Por cierto, Sr. Pierre, enhorabuena por su blog. Una brisa de aire fresco.
Instruirse cuesta, es mejor emborracharse.
Por eso tenemos buenos vinos.
Dios: "No estaríamos pues ante un gobierno que miente motu proprio, sino ante un gobierno al que engañan con el objetivo de hacerlo aparecer como mentiroso" esto es de la escuela de Bush.
Esto me recuerda aquello que ya te comente aparecido en El Pais:
Acebes pide responsabilidades al gobierno actual por un atentado ocurrido cuando él era ministro sobre el cual tiene que demostras dos argumentos contradictorios
a.- Que fue ETA
b.- Que no fue ETA pero que el siendo responsable del Interior habia sido engañado.
¿Puede Vd. informarme de como se "maquinó y se ocultó" lo del GAL?; ¿Puede Vd. informarme qué objetivo tenía la "inmolación" de los terroristas de Leganés?; ¿Puede Vd. informarme porqué hay tantos errores de "forma" en el sumario del 11M?; ¿Puede Vd. informarme porqué está Vd. en posesión de la verdad absoluta?. Se que Vd. no va a responder en su blog. Si lo hace, apoye su verdad con pruebas y no con "pulgarcitadas"; sepa que los 200 muertos no ha sido ningún cuento. Un saludo
Vaya, si tengo lectores desquiciados. Qué alegría, un pequeño Mulder. Tus preguntas son un poco concretas. Yo diría sólo "quiero saber", así a lo bruto, que te evita mogollón de problemas, o un "todo es mucho más complicado de lo que parece", que lo han usado los partidarios de ETA y llevan así más de 30 palos, oye. Y no, no voy a contestar porque alguien que digiere y degusta con fruicción la mierda que sueltan ciertos medios de comunicación no merece respuesta.
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