malos y peores
El topo caminaba por unos túneles por los que también iban malos, aunque dada su condición de topo, podía excavar a costa de reducir su velocidad de crucero. Los pollos, por cierto, no excavan túneles. A los malos, que sólo caminaban por los túneles (tanto los iniciales como los construidos por el topo), se los mataba esperando que pasasen y empujando un saco de oro sobre sus cabezas. Luego nos enteramos de que el topo disparaba, pero ya no tenía tanta gracia. Según se avanzaba en los niveles, aparecía otro tipo de malos, que sí podían excavar. Por razones obvias, se les llamaba “los peores” para distinguirlos de los otros malos. Y lo que era un adjetivo, peor, se convirtió en nombre. Con lo cual se podía decir, “pufff, en esta pantalla y ya me salen peores”.
Aquí pueden jugar al topo en java y experimentar lo que se siente al ver peores.
En la vida, queridos niños, también hay malos, y hay peores. Y también hay malos malísimos, que parecen bichos gigantes de final de pantalla, aunque de esos no había en el topo. Son gente con todas las características de lo que se espera de un malo, y de tan malos son poco creíbles. Por ejemplo, tomemos el tema inmobiliario en Españaza. Tenemos un malo, el Pocero este. En realidad la culpa de que no vayas a tener casa en tu puta vida no es sólo suya. Están otros promotores, ayuntamientos, unos impuestos que obligan a los que no tenemos casa a pagar parte de la hipoteca de otros a su banco, la obsesión colectiva por tener tierras… Pero el malo es el Pocero. Roca el de Marbella, con el Miró en la bañera, amagó con ser un malo de final de pantalla, pero el Pocero tiene mejor marca comercial, es de una paramera cercana a Madrid y no está en la trena, lo que da más juego.
Ahora, no sé si el Pocero tiene entidad para ser un malo de final de pantalla. En realidad, no. No me imagino a un superhéroe arrojando al Pocero a las calderas del infierno. Me tiran más los malos internacionales. Sospecho que cuando salen el telediario ponen música de malos, y pensamos en el Saddam Husein de South Park, la película. El presidente de Irán. Soy fan de sus declaraciones apocalípticas, en plan "la irá de Alá caerá como pedrisco sobre los cráneos de los infieles y la lluvia de Norte hurgará en sus heridas". Occidente, desorientada en su relativismo moral ha perdido esa prosa. Aunque mejor, sin duda, es el imán ese de Londres, Abu Hamza, con garfio y un ojo de mentirijillas, que si lo hubiesen plantado en Top Secret habría parecido exagerado.
Otro que gana puntos en la escala de malos es Putin. Es curioso, porque con su brillante hoja de servicios (gasear a los rehenes de un teatro, Chechenia, etc) resulta que se convierte en malísimo cuando se cargan a una periodista crítica que investigaba, precisamente, esas cosas cuantitativamente peores. No quiero decir que matar periodistas sea un asunto menor, sólo que es curioso cómo funciona nuestra escala de valores. Ahora se le acusa de matar con matarratas a un ex espía, al igual que el KGB se cargó a otro con la punta de un paraguas. Sigues en la academia, Vladimir.
Y qué me dicen de Ratzinger. Yo creo que Benedicto XVI no es Ratzinger, sino el malo de Willy Fog, Moriarty. De hecho, en mis pesadillas el ojo derecho de Benedicto ilumina la habitación mientras me conmina a arrepentirme de algo. También aquí, si en una peli ponen a un Papa malo y plantan al Reiziger este, nos parece demasiado. Y otra que mola es Ann Coulter, conocida como The American Taliban, una especie de Losantos a la americana, rubia y con sobredosis de corporación dermoestética, que suelta perlas como que las mujeres no deberían tener derecho al voto cuando no lamenta que no vuelen por los aires la redacción del New York Times.
Malos que suspenden gimnasia, frikis que quieren dominar el mundo programando calculadoras hay pocos. Más bien, sólo uno, Bill Gates. Y éste ya roza el malo de pandereta, esos que quieren ser malos pero no se les logra. Como el de Corea del Norte, Kim Jong Il. Mira que el tío se lo curra, tirando bombas atómicas y tal, pero cuando sale en la tele apuesto que ustedes, amables lectores, no piensan “qué hijoputa” sino “¿de dónde ha salido este menda?”. Lo de Aznar es parecido pero distinto. Empezó de este rollo, probablemente por un complejo de cubo de basura de instituto similar al de Gates (sospecho que se ponía alzas en los zapatos, casó a la hija en el Escorial...). Quería ser el chungo, dar miedo, que la gente dijese "uuuuuh, que viene Ánsar", y por eso era el más animal a la hora de transmitir respecto, por ejemplo, la guerra de Irak. Pero luego terminó creyéndose su propio papel ante la estupefacción general, incluida la de este entrevistador de la BBC (videos 1, 2 y 3) cuando abogaba por bombardear Líbano "porque yo lo valgo".
Y, finalmente, los malos peligrosos, los que serían capaces de vender a su abuela y hacerla creer que es por una buena causa. Mi favorito en este sentido, si es que damos por amortizado a Berlusconi, es Nicolas Sarkozy. Pero éste ya no mola.
Etiquetas: grandes primates
12 Comments:
Aquí metería yo también a Huguito Chaves.
Porque si lo ves en la TV hablando de la peste a azufre que ha dejado Bush en la ONU hace gracia.
Pero, según me comenta una amiga que acaba de volver de Venezuela, "cuando estás allí dentro, la cosa ya no tiene ni puta gracia..."
Lo que no tengo muy claro es si calificarlo de malo, de peor, de peor encubierto, de malo disfrazado de bufón...en fin, es difícil...
Hombre, no está al nivel de Putin o Ratzinger, pero esa cara de perversa que pone la Isabel San Sebastian cuando se encara a algún telespectador le gana un puesto honorario, ¿no?
Y molaría que el Jesús Gil no estuviera muerto sino oculto. Eso sí es un pedazo de malo de final de juego de un Marbella Vice 2.
Para mi el malo de la película que más miedo me da no es otro que el cardenal Rouco Varela, dios mío que pánico.
Podría contratarlo el Segura para malo de Torrente 4, Misión: Pegar la España Rota.
Qué de cosas por comentar.
El problema de Kim Jong es de estilismo, parece una muñeca Nancy tuneada.
¿Qué es eso del KGB matando con la punta del paraguas? ¿Es que no hemos aprendido nada de Rosa Klebb?
Bill Gates ya no es malo, a menos que su Fundación oculte algún malvado plan para dominar el mundo.
Y el malo de Willy Fogg no es Moriarty (Moriarty es el de Holmes, hombre), sino Transfer (que la verdad es que era el mismo tipo de lobo que Moriarty). Bueno había otro semimalo, Dix, el perro policía, pero ese sólo estaba equivocado, no tenía mala intención. Cf. la canción de Mocedades Dix/Transfer.
Y por último aprovecho para recomendar este libro a todos los aspirantes a Genios del Mal: How to be a villain. Yo ya me lo he leído y estoy reclutando esbirros. Lo digo por si a alguien le interesa apuntarse.
Coño Palomares, vaya repasito!
XD
Se me ha pasado comentar que yo no jugué a Digger (yo diría que es una mutación entre un pollo y un topo, las consecuencias de jugar a ser Dios), sino otro juego que lo emulaba (=copia) para el viejo MSX, en el que el sujeto que corría y excavaba era una especie de duende. O a lo mejor era un pollo, claro. Por lo demás era lo mismo.
Tengo mi copia del How to be a Villain, señor Palomares. Lamento no poder unirme como esbirro, tengo mi propia conspiración en marcha, con programa de armamento iológico incluido.
Quien me da verdadero mal rollo, lo confiero, es la Presidenta. Como ascienda, nos espera una peor que la Thatcher...
May the best mad evil genius win...
Reconsidero mi opinion anterior, que malo es el mejillon cebra...
El que sería un malo de la hostia es Stephen Hawking. ¿O no?
Ya veremos cuando aparezca con su ciberexoesqueleto alimentado por un reactor de AGUJEROS NEGROS.
No estoy tan segura de que Biil Gates no pretenda dominar el mundo teniendo en cuenta que su fundación ya está metida en el mundo de los transgénicos. Que mal que les pese a algunos ya es nuestro presente y nuestro futuro.
A mí me gustaba el Mulah Omar, el talibán que huyó en moto. Prohibió las cometas y el ajedrez. Pero tenía planta, entre sandokán parcheado y ogro comeniños... ¿Omar dónde estás? Omar... no te veo. Brrmmm, brmmm, BROOOOOOOOMMMMMMMM.
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