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Y allá van de nuevo...

viernes, enero 26, 2007

Metro

Cosas buenas que pasan en el metro:

La gente que se va riendo sola.

Los comentarios: “Joder, parecen orcos” (referido a la gente que se apelotona en el andén antes de asaltar el vagón.

Los momentos de solidaridad, espontánea y multitudinaria, con guiris perdidos.

Encontrar un momento de paz en un andén que queda semivacío al desaparecer el tren, mirando el balanceo de los carteles indicativos del transbordo.

Que un francés te regale siete viajes porque ya no los va a usar.

Escuchar conversaciones ajenas

Fijarte en los tíos que se fijan en las tías buenas. O fijarte directamente en las tías buenas, qué narices.

Leer el periódico del vecino, que parece más interesante que cuando lo llevas tú. De hecho, es recomendable rechazar el gratuito que te ofrecen al entrar y mirarlo de reojo después.

Que alguien le ceda el sitio a una supuesta embarazada que resulta ser sólo una amante de la cerveza… Y compartir el recorrido varias estaciones.

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19 Comments:

Anonymous Anónimo said...

jajajajajjajaajajjaaajjaja yo me pido la primera premisa!l0o mejor es que es verdad y ahora que vuelvo a mi vida en los trenes!!! gracias por recordármelo.
Aunque no debemos olvidar la gente conocida que te encuentras y la desconcida que te engarba en una situación mmmmmh peculiar

26 enero, 2007 12:33  
Blogger bacua said...

Esos yonkis fumando heroína en latas de cerveza.
Esos neogarrulos metiendose unas rayas en el último asiento del vagón delante de un padre de un familia.
Esas bandas de latinkings, neonazis, gitanillos, moros y neogarrulos que no llegan a los 18 y se van a comer el mundo.
En fin, me encantaba coger el metro para ir a la universidad, y pasaban las cosas que cuenta Pierre, pero ahora que lo cojo para volver de fiesta, uff que cambio.

26 enero, 2007 13:37  
Anonymous Anónimo said...

Que se abran las puertas de tu vagón y aparezca alguien que conoces.

La línea 10 cuando pasa por la casa de campo, no es hora punta y sentado sólo ves árboles por las ventanas.

Que entre un buen músico y toque esa canción.

Ir al aeropuerto el día que empiezas las vacaciones, mezclado con todos los que van a currar.

Descubrir que ese otro no va a trabajar, sino que vuelve de juerga.

...

26 enero, 2007 13:42  
Blogger JuC said...

También es curioso estar en un andén semivacío y ver el de enfrente lleno. Me pasa todas las mañanas, y produce una sensación de ovejo descarriado muy agradable.

26 enero, 2007 13:43  
Anonymous Anónimo said...

Bajar las escaleras hacia el anden, comprobar que esta completamente lleno y pensar que va a ser complicado que puedas meterte. Tener que esperar al siguiente.

O... "gorronearle" la musica al del mp3 que la lleva tan alta que se escucha en todo el vagón.

26 enero, 2007 14:08  
Anonymous Anónimo said...

El alegre acordeón del rumano de turno

26 enero, 2007 14:49  
Anonymous Anónimo said...

Lo mejor que puede pasar: encontrate con alguien a quien aprecias y hace años que no ves. Lo malo es cuando os encotráis justo al llegar a tu parada, y no tienes tiempo ni de pedirle/darle el teléfono

26 enero, 2007 16:37  
Anonymous Anónimo said...

Ese olor a humanidad...

26 enero, 2007 19:43  
Anonymous Anónimo said...

...esos retrasos de moda, esas huelgas encubiertas, y sobre todo, esos orcos de moda que no saben subir a los vagones rápidamente!
Anónima

26 enero, 2007 20:09  
Anonymous Anónimo said...

Poesía suburbana.

Muy bueno, Pierre.

Añadiría al niño subnormal (sin tono peyorativo, meramente descriptivo) que hace coreografías en el anden mientras escucha su mp3. Y las niñas con uniforme colegial que se ríen tapándose la boca.

26 enero, 2007 21:51  
Anonymous Anónimo said...

Una vez intenté ayudar a un abuelete a subir las escaleras del metro. Se paró, me miró con la misma dulzura con la que mirará a sus nietos, y me dijo: "Mi niña, a mi no me fallan las piernas, me falla el corazón".
Me pareció tan bonito...

26 enero, 2007 22:56  
Anonymous Anónimo said...

Los que mueven la mano como si tocasen una guitarra mientras van escuchando música.

27 enero, 2007 21:48  
Anonymous Anónimo said...

Reencontrarte con un compañero del instituto, al que hace tres años que no ves (aunque viva a dos manzanas de tu casa), y con el que nunca has tenido mucha relación, y casarte con él 10 años después.

28 enero, 2007 18:52  
Blogger Negra Murguera said...

Leído suena tan lindo, que hasta me da por extrañar el metro (que nosotros lo llamamos SUBTE -por subterraneo-) que padecí tantos años.

29 enero, 2007 13:14  
Anonymous Anónimo said...

Que pasen tres trenes llenos, que se abran las puertas, que otra vez te quedes en la plataforma y que un anciano pegado a la puerta te mire y diga: ¡tú también cabes! al tiempo que te rodea con un brazo la cintura y te mete en el vagón en volandas.

No parar de reir hasta llegar a tu parada.

30 enero, 2007 01:33  
Blogger __nia said...

te olvidas una:

ver, a lo largo de unas 5 estaciones,
como una chica disimula fingiendo que está escuchando a su amiga mientras su novio le mete mano sin que la amiga se de cuenta. huír de las miradas del novio que intenta "que nadie le vea!" y repasar la cara de la novia, de interlocutora perdida mientras asiente a la amiga entre miradita y miradita picara con el novio.
genial!!

04 febrero, 2007 22:12  
Anonymous Anónimo said...

@__nia:

Si fuesen novios no tendrían ningún motivo para ser tan discretos. Yo creo que era el novio de la amiga.

07 febrero, 2007 19:15  
Blogger Fabián said...

El grupo musical andino tocando "El Cóndor de los Andes" por enésima vez.

28 febrero, 2007 11:30  
Anonymous Anónimo said...

Me gusta mucho la reflexión sobre el periódico. Pero todo lo que dices es bueno.

Otra cosa que puede pasar es que se te ocurran relatos. Aquí va uno, son sólo tres líneas:
http://lanavajaenelojo.blogspot.com/2006/02/toda-una-vida-relato.html

13 marzo, 2007 10:03  

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