La turmix de tu vida
Ya me he cambiado de móvil. Ha costado, sí. La entrada inicial El Móvil es del 23 de febrero. Es la que venía con un fotograma de Exótica, y le tengo especial cariño. Bueno, pues eso, que me he cambiado de móvil. Yo creía que iba a perder los viejos mensajes que releo en ratos muertos en o en el metro, cuando abro uno al azar a ver qué me trae a la cabeza. Por eso pensaba, hace cuatro meses, que esos recuerdos se irían al cambiar de teléfono Pues no. Conserva los mensajes. Supongo que en la tarjeta esa pequeñaja en la que pone ‘Airtel’; carajo, ¿todavía corría Perico Delgado cuando anunciaba Airtel? Los conserva pero no todos y no en orden cronológico, sino que sólo algunos y desordenados. Les juro que el resultado haría las delicias de cualquier aficionado a escribir relatos.
Cuando lo enchufé vi, después del rollo felpudo ‘Bienvenido a Vodafone’, un mensajillo de Mr Grieves del 29/05/04 a las 12.43, “están los pixies desayunando al lado mío”. Era el Primavera de los Pixies y PJ Harvey, al que La Petite Claudine no pudo venir. Luego había alguna felicitación de cumpleaños anterior aún, un mensaje del otro jueves “te tomas unas cañas”, un “Feliz 2003” también de marta y más mensajes de hace poco, pero sin respetar la más mínima disciplina. La sensación es rara, muy rara. Supongo que cuando te ahogas y, como dicen, te pasa tu vida a toda velocidad, al menos se respetará un cierto orden, porque esto es un sin Dios.
Luego está lo de pasar la agenda del teléfono viejo, un Nokia de los antiguos (que, como dice Superñoño, “son los mejores”) a uno nuevo. Me han dicho que en las tiendas te hacen un traspaso de agenda. Me lo han dicho, claro, cuando ya no me daba tiempo a hacerlo. Ya saben ustedes que a toro pasado todos somos Manolete. Pues, en caso de que sea posible y de que la señorita de la tienda esté dispuesta, no lo pidan. No, porque pasar los teléfonos mola. Te sientes Dios, “tú existes, tú no existes". Así todo. La peña que mola dentro, los que no fuera. Igual hay algunos a los que no hace mucho que dejaste de ver, pero los borras, y otros a los que sabes que no vas a volver a hablar les dejas. Te permites caprichos como un pequeño dictador. Y no, no me digan que es como coger un día el teléfono y borrarlos de repente. Esto es algo justificado, es necesario, y para conservar un nombre hay que hacer un pequeño esfuerzo. Me vuelve la entrada aquella, sí. Es curioso, porque una parte de tu vida, esos mensajes que me gusta releer en el metro, pasa por la Turmix y reaparece desordenada y mutilada, pero otra parte queda a tu gusto, limpia como un rosal bien podado.
Cuando lo enchufé vi, después del rollo felpudo ‘Bienvenido a Vodafone’, un mensajillo de Mr Grieves del 29/05/04 a las 12.43, “están los pixies desayunando al lado mío”. Era el Primavera de los Pixies y PJ Harvey, al que La Petite Claudine no pudo venir. Luego había alguna felicitación de cumpleaños anterior aún, un mensaje del otro jueves “te tomas unas cañas”, un “Feliz 2003” también de marta y más mensajes de hace poco, pero sin respetar la más mínima disciplina. La sensación es rara, muy rara. Supongo que cuando te ahogas y, como dicen, te pasa tu vida a toda velocidad, al menos se respetará un cierto orden, porque esto es un sin Dios.
Luego está lo de pasar la agenda del teléfono viejo, un Nokia de los antiguos (que, como dice Superñoño, “son los mejores”) a uno nuevo. Me han dicho que en las tiendas te hacen un traspaso de agenda. Me lo han dicho, claro, cuando ya no me daba tiempo a hacerlo. Ya saben ustedes que a toro pasado todos somos Manolete. Pues, en caso de que sea posible y de que la señorita de la tienda esté dispuesta, no lo pidan. No, porque pasar los teléfonos mola. Te sientes Dios, “tú existes, tú no existes". Así todo. La peña que mola dentro, los que no fuera. Igual hay algunos a los que no hace mucho que dejaste de ver, pero los borras, y otros a los que sabes que no vas a volver a hablar les dejas. Te permites caprichos como un pequeño dictador. Y no, no me digan que es como coger un día el teléfono y borrarlos de repente. Esto es algo justificado, es necesario, y para conservar un nombre hay que hacer un pequeño esfuerzo. Me vuelve la entrada aquella, sí. Es curioso, porque una parte de tu vida, esos mensajes que me gusta releer en el metro, pasa por la Turmix y reaparece desordenada y mutilada, pero otra parte queda a tu gusto, limpia como un rosal bien podado.
Etiquetas: beautiful girls
4 Comments:
Me alegra saber que por lo menos has pasado un buen rato haciendo una buena criba de los números de teléfono de tu agenda...
Manolete
De acuerdo con el pequeño esfuerzo Pierre, pero guarda los teléfonos nunca se sabe a quien puedes necesitar
Bueno... ya era hora... nunca viene mal renovarse... aunque implique tanto esfuerzo.
I like it! Good job. Go on.
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