Al guines ese
En la apretada carrera por ser el columnista que más gilipolleces escribe en menos espacio, Manuel Martín Ferrand ha presentado sus imponentes credenciales. El Koala, la ruptura de España y la caída de la Bolsa, todo encaja. Arrepentíos, que llega el Koala.
José Luis Rodríguez Zapatero ha encontrado un punto estético de referencia que, además de cuadrar con sus planes educativos, es un rescoldo de aquella movida, básicamente madrileña, que, impulsada por el PSOE marcó los mínimos de la cultura nacional en todo el siglo XX. Me refiero al fenómeno zopenco y cutre que, con el nombre de El Koala...
Ahora El Koala, como corresponde -¡opá!-, le pone banda sonora a la política disgregadora de Zapatero. Es el rock rústico que, como si se tratara de música sinfónica, le cuadra a quien ampara una política en la que líderes de dimensión nacional, aunque de raíz autonómica, pueden manifestar sin un solo sonrojo su envidia por no ser montenegrinos. No hay efecto sin causa y, en ese orden y al margen de lo folclórico, hay que empezar a temblar.
Mientras crece la inseguridad ciudadana y al tiempo que Zapatero cabalga en un arriesgado potro de reformas estatutarias rompedoras de la idea tradicional de España, la Bolsa ha perdido, en los últimos siete días, lo que llevaba ganado en todo el año. Ya sabemos que la Bolsa, por especulativa, no da la medida exacta de la situación económica; pero, por representativa de la realidad empresarial, marca muy claras las tendencias del mercado y de la situación.
Visto en escolar
José Luis Rodríguez Zapatero ha encontrado un punto estético de referencia que, además de cuadrar con sus planes educativos, es un rescoldo de aquella movida, básicamente madrileña, que, impulsada por el PSOE marcó los mínimos de la cultura nacional en todo el siglo XX. Me refiero al fenómeno zopenco y cutre que, con el nombre de El Koala...
Ahora El Koala, como corresponde -¡opá!-, le pone banda sonora a la política disgregadora de Zapatero. Es el rock rústico que, como si se tratara de música sinfónica, le cuadra a quien ampara una política en la que líderes de dimensión nacional, aunque de raíz autonómica, pueden manifestar sin un solo sonrojo su envidia por no ser montenegrinos. No hay efecto sin causa y, en ese orden y al margen de lo folclórico, hay que empezar a temblar.
Mientras crece la inseguridad ciudadana y al tiempo que Zapatero cabalga en un arriesgado potro de reformas estatutarias rompedoras de la idea tradicional de España, la Bolsa ha perdido, en los últimos siete días, lo que llevaba ganado en todo el año. Ya sabemos que la Bolsa, por especulativa, no da la medida exacta de la situación económica; pero, por representativa de la realidad empresarial, marca muy claras las tendencias del mercado y de la situación.
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1 Comments:
¿en escolar? ¿donde?
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