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Y allá van de nuevo...

miércoles, marzo 15, 2006

Ajedrez

Cuando voy al trabajo andando paso por el Café Comercial, en la glorieta de Bilbao. Si voy algo más tarde de la cuenta, a eso de las once menos cuarto (modo recibir insultos por no madrugar habilitado) veo a dos abuelos jugando al ajedrez. Me empecé a fijar este verano. Se sientan en la misma mesa, la que da a la ventana más cerca de la calle Sagasta. Es la mejor mesa del café comercial. Uno de ellos, el que se sienta de cara a la pared, suele llegar antes y a veces le veo leyendo el periódico mientras espera, y creo que no pone las piezas en su sitio hasta que no llega el otro. Poner las piezas en las casillas es un ritual placentero para los dos jugadores, entiendo que espere. Cuando juegas colocas tus piezas y el otro las suyas y mientras tanto hablas de alguna cosa intrascendente o picas un poco al contrario. Son viejos amigos, o al menos eso me parece ver cuando les veo jugar. Sólo es durante un instante, pues nunca me ha dado por pegar la cara a la ventana, pero poco a poco me he ido haciendo una idea. Cuando están ahí el día se me hace de otro color.

Cuando fui a Nueva York no quise jugar una partida por dos dólares en Washington Square. No sé si lo habéis visto (en directo o en las pelis), es un parquecillo que tiene en una esquina ocho o 10 mesas con tableros de ajedrez pintados, y ahí se juegan partidas por pasta con gente de mala pinta que vive de eso. Ajedrez callejero, una pasada. En las calles cercanas hay tiendas de ajedrez. Algunas son las típicas que venden esos espantosos tableros supuestamente artísticos o temáticos (piezas de metacrilato transparente, inspiradas en pintores o con forma de guerreros, una blasfemia), pero otras son viejas y hace frío dentro, por lo que la gente juega, con el abrigo puesto, en mesas de instituto. Algunos macarras de la plaza juegan ahí con chavales de 8 o 10 años que van acompañados de padres, y la gente mira la partida en silencio.

Ya que hablamos de ajedrez, no podemos dejar de recordar al gran Anatoli Kárpov. ¿A vosotros cómo os caía Kasparov? ¿Os caía bien, verdad? Es que con vosotros era de otra forma. Conmigo era un hijoputa. Me hacía así, el fuckyou".

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9 Comments:

Anonymous Anónimo said...

qué vídeo más grande. Desde hace unas semanas, este vídeo me sirve como terapia cuando estoy de bajón

saludos, Pierre

15 marzo, 2006 15:28  
Anonymous Anónimo said...

Pues para mí ha sido la primera vez...
Muchas gracias por la trivialidad! Me ha encantado empezar el día con el paseo, el relato y el super-video.
ANONIMA

15 marzo, 2006 16:06  
Anonymous Anónimo said...

Cuando fui a Nueva York no quise jugar una partida por dos dólares en Washington Square.

En Harvard Square pasa lo mismo, hay mesitas de piedra con el 8x8 blanquinegro y puedes jugar con profesionales del tema, gente también de pinta alternativa que cuando llega la nieve se esfuma... o se mete adentro de la cutrecafeteria del al lado que hace de un Starbucks un palacio. Creía que era color local de este pueblo de empollones, pero ya veo que lo compartimos con el campus de NYU. Copiones ;-).

Dos poemitas sobre el tema:

Ajedrez

I

En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

II

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?

El quinto Elastico

16 marzo, 2006 01:00  
Anonymous Anónimo said...

Por fin escribo.Ahí va el primer correo de tu eterna INDIGNADA:
pierre, no te atreviste a jugar por miedo a perder, porque estás acostumbrado a ganar cuando juegas contra ti mismo...

16 marzo, 2006 12:21  
Blogger Pierre Nodoyuna said...

Bueno chicos, con público como este da gusto.

A polako: yo hago lo mismo
A la anónima: un placer
A Antonio: bonitos poemas, sí señor. Ya te estaba poniendo falta, como a los impresentables de tus compañeros de colectivo :)
A la indignada: Ya podré vivir tus indignaciones en estéreo (al menos entresemana)

16 marzo, 2006 18:10  
Blogger adri said...

Kasparov ha sido el más grande

31 marzo, 2006 15:05  
Blogger David Llada said...

Estoy escribiendo una biografía sobre Karpov, y en una de esas búsquedas en las que haces un cocktail con varias palabras, me fue a salir de rebote tu blog. Aunque el video ya lo conocía.

Es buenísimo. Lo voy a poner en el libro, eso de que Kasparov le hacía el "fuckyou" ;-P

08 septiembre, 2006 19:36  
Anonymous Anónimo said...

Maravilloso vídeo cuya existencia ignoraba. Cuando yo era pequeño y Karpov era Karpov un amigo le puso ese nombre a su perro, un pastor alemán con más pelo que el original. Qué tiempos.

A propósito: los señores del Comercial llevan allí siglos. Yo creo que son parte de la decoración. Alguna vez he visto a alguno sólo y sin tablero.

¿Conoces el Club de Ajedrez de la Corredera?

31 octubre, 2006 14:25  
Anonymous Anónimo said...

Hola: Respecto a esos jugadores del Cafe Comercial, dos comentarios:

a) Nunca juegan con otra persona. Ha ocurrido alguna vez que viendo que uno de ellos no acudia, alguien s eha ofrecido a jugar en su lugar y el otro ha hehco un fuerte gesto de extrañeza y negativa.

b) Pero además, en el Cafe Comercial hay un Club de Ajedrez (en la parte de arriba) y ellos son los unicos que oueden jugar abajo.

En esa parte de arriba, es de lo mas interesante acudir cualquier dia a ver como juega la gente. Yo he visto jugadores empezar a jugar a las 8 de la tarde y estar alli hasta la hora de cierre.

Los socios de ese Club (muy reducido) suelen jugar los DOmingos por la mañana (en invierno): Son solo hombres y hay verdaderos personajes. Es un verdadero espectaculo.

Manuel

22 septiembre, 2007 22:48  

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