Tormenta casi perfecta
No deja de tener su aire de justicia poética que tenga que ser la especulación financiera de altos vuelos el chivato que saque las vergüenzas de la España del ladrillo, la de la esa otra especulación. La de "doy la señal de tres pisos y los vendo antes de un año", la del alcalde corrupto que entra ovacionado en el cuartelillo, la de despedir a los currantes el viernes y contratarles el lunes para ahorrarse dos días de Seguridad Social, la del banco que crece a tasas superiores del 25% dando créditos para que alguien compre suelo rústico en un secarral.
"Aquí se está jugando". El repentino descubrimiento de que en el Rick's Café se juega es algo que los mercados financieros viven diariamente. Si la realidad es tozuda, la bolsa lo es más, puede ignorar un problema durante años y, de un día para otro, entrar en modo pánico. El dinero ha empezado esta semana a darse cuenta de que nuestra Españaza está jodida. Se ha zurrado de lo lindo a los mercados financieros patrios, cosa que, teniendo en cuenta que hay cuatro millones de parados y subiendo, nos debería importar relativamente. Pero ya saben lo sentidos que somos cuando los periódicos que escriben en inglés hablan de nosotros. Nos asusta, y pensamos, ora que España se rompe (one more time), ora que se trata de una conspiración perjeñada en la pérfida Albión, nido de especuladores.
Como dicen en mi pueblo, caga más un buey que cien golondrinos. Y este jueves se pusieron a defecar los bueyes como sólo ellos saben hacerlo. ¿Por qué el jueves? Hay siempre un factor aleatorio, irracional, en el comportamiento de los mercados, y a veces está acompañado de uno racional. La cuestión de fondo es que España tiene algunos problemillas derivados de la burbuja inmobiliaria; el problema inmediato por el que los citados bueyes aflojaron sus esfínteres es la perspectiva de deuda pública en un país de la zona euro cuyas perspectivas económicas son muy complicadas. No, España no es Grecia. Grecia sufre un déficit público estructural; el Estado gasta más de lo que gana incluso cuando la cosa va bien. E incluso más, dada la falsificacion sistemática de estadísticas desde antes de que el país entrase en el euro. En todo caso, cuando Grecia ha empezado a ir mal, tienen un déficit estructural difícil de atajar y una deuda ya sobredimensionada.
En España es distinto; hemos pasado de superávit a un brutal déficit en cosa de dos años, lo que prueba la solidez de nuestro modelo económico. El Estado ha disparado el gasto en cobertura de paro alrededor del 20% hasta unos 30.000 millones (3% del PIB) al año. La recaudación por IVA se ha desplomado un 30% hasta noviembre. En dos años, 20.000 millones menos sólo por el IVA, que nota la caída del consumo, la mayor economía sumergida en tiempos de crisis y ese 7% de cada operación inmobiliaria que se llevaba el Estado. Esta diferencia entre gastos e ingresos no es fácil que se corrija fácilmente por ninguna de las dos vías. Un recorte demasiado radical del gasto público puede ser un remedio peor que la enfermedad. Digamos que si se trata de contener la deuda, pero el PIB baja más que la deuda nominal, la deuda sobre PIB puede crecer. Al contrario, si hubiese perspectivas de crear empleo en dos o tres años la cosa sería hasta llevadera. Pero, ay, tenemos un par de problemas, derivados ellos de nuestra burbuja. El endeudamiento familiar es muy elevado, ya saben, la hipoteca. El consumo está hundido por este endeudamiento y por el miedo a quedarse sin curro antes de que acabe el año. La competitividad exterior; bueno, ahí hay opiniones. Hay gente que dice que es un desastre y gente que dice que no estamos tan mal. Supongo que, a nivel agregado, el dinero fácil del ladrillo o los tipos de interés negativos durante un lustro no han sido un gran incentivo para la productividad. En cualquier caso, se antoja complicado que el sector exterior pueda tirar por sí mismo de la economía. Y el sector público... Ah, sí, el sector público es que gastaba ya mucho más de lo que ingresaba. Vamos, que estamos como el Madrid sin Raúl, falta alguien que tire del carro y, dado que las cuentas públicas son tan estables como las hormonas de un adolescente, se antoja complicado cómo poner coto al déficit.
En el plazo más corto hay otra cuestión. La parte bestia de la crisis fue el año pasado, que es cuando el Estado empezó a tener necesidades serias de dinero. Como los tipos estaban al 1%, aprovechó para colocar deuda a corto plazo, pues el coste financiero era casi cero. Ahora la deuda colocada a 12 meses empieza a vencer, y dado que la bolsa ha mejorado, el mercado ya no se pega como hace un año por comprar deuda segura. Y, superado el miedo al crac del sistema, se fija en otras cosas. Como la situación de España. De este modo la refinanciación de la deuda es más costosa, y toca refinanciar mucho, unos 80.000 millones de leuros a corto plazo este año. No es que no se puedan colocar, es que la gente pide más pasta (más tipo de interés). Otro problema para la saca.
Luego está el tema del euro. El euro es 'culpable' de la burbuja inmobiliaria en la medida en que abarató los tipos de interés, que eran muuuy inferiores a la inflación. Y ahora el euro impide una devaluación de nuestra peseta, que fue lo que hicimos en 1993 y 1995 cuando tuvimos una crisis parecida. Igualmente, el euro ha permitido un déficit exterior del 10% del PIB, porque aunque gastásemos más de lo que ganábamos, al no existir un riesgo divisa, el dinero necesario para cubrir el balance entraba sin problemas, recalentando aún más el sistema financiero. Personalmente creo que sin euro la burbuja habría sido parecida y la crisis brutal, tipo Islandia, y que el euro sigue siendo, con sus problemas, una excelente idea. Pero en la tormenta perfecta de la semana que viene tiene mucho que ver el euro. Casi tanto como la especulación o los flancos abiertos de nuestra recia Españaza. Pero como no les quiero aburrir, y me gustaría colgar la entrada antes de que estemos en la siguiente burbuja, lo dejo para otro día.
"Aquí se está jugando". El repentino descubrimiento de que en el Rick's Café se juega es algo que los mercados financieros viven diariamente. Si la realidad es tozuda, la bolsa lo es más, puede ignorar un problema durante años y, de un día para otro, entrar en modo pánico. El dinero ha empezado esta semana a darse cuenta de que nuestra Españaza está jodida. Se ha zurrado de lo lindo a los mercados financieros patrios, cosa que, teniendo en cuenta que hay cuatro millones de parados y subiendo, nos debería importar relativamente. Pero ya saben lo sentidos que somos cuando los periódicos que escriben en inglés hablan de nosotros. Nos asusta, y pensamos, ora que España se rompe (one more time), ora que se trata de una conspiración perjeñada en la pérfida Albión, nido de especuladores.
Como dicen en mi pueblo, caga más un buey que cien golondrinos. Y este jueves se pusieron a defecar los bueyes como sólo ellos saben hacerlo. ¿Por qué el jueves? Hay siempre un factor aleatorio, irracional, en el comportamiento de los mercados, y a veces está acompañado de uno racional. La cuestión de fondo es que España tiene algunos problemillas derivados de la burbuja inmobiliaria; el problema inmediato por el que los citados bueyes aflojaron sus esfínteres es la perspectiva de deuda pública en un país de la zona euro cuyas perspectivas económicas son muy complicadas. No, España no es Grecia. Grecia sufre un déficit público estructural; el Estado gasta más de lo que gana incluso cuando la cosa va bien. E incluso más, dada la falsificacion sistemática de estadísticas desde antes de que el país entrase en el euro. En todo caso, cuando Grecia ha empezado a ir mal, tienen un déficit estructural difícil de atajar y una deuda ya sobredimensionada.
En España es distinto; hemos pasado de superávit a un brutal déficit en cosa de dos años, lo que prueba la solidez de nuestro modelo económico. El Estado ha disparado el gasto en cobertura de paro alrededor del 20% hasta unos 30.000 millones (3% del PIB) al año. La recaudación por IVA se ha desplomado un 30% hasta noviembre. En dos años, 20.000 millones menos sólo por el IVA, que nota la caída del consumo, la mayor economía sumergida en tiempos de crisis y ese 7% de cada operación inmobiliaria que se llevaba el Estado. Esta diferencia entre gastos e ingresos no es fácil que se corrija fácilmente por ninguna de las dos vías. Un recorte demasiado radical del gasto público puede ser un remedio peor que la enfermedad. Digamos que si se trata de contener la deuda, pero el PIB baja más que la deuda nominal, la deuda sobre PIB puede crecer. Al contrario, si hubiese perspectivas de crear empleo en dos o tres años la cosa sería hasta llevadera. Pero, ay, tenemos un par de problemas, derivados ellos de nuestra burbuja. El endeudamiento familiar es muy elevado, ya saben, la hipoteca. El consumo está hundido por este endeudamiento y por el miedo a quedarse sin curro antes de que acabe el año. La competitividad exterior; bueno, ahí hay opiniones. Hay gente que dice que es un desastre y gente que dice que no estamos tan mal. Supongo que, a nivel agregado, el dinero fácil del ladrillo o los tipos de interés negativos durante un lustro no han sido un gran incentivo para la productividad. En cualquier caso, se antoja complicado que el sector exterior pueda tirar por sí mismo de la economía. Y el sector público... Ah, sí, el sector público es que gastaba ya mucho más de lo que ingresaba. Vamos, que estamos como el Madrid sin Raúl, falta alguien que tire del carro y, dado que las cuentas públicas son tan estables como las hormonas de un adolescente, se antoja complicado cómo poner coto al déficit.
En el plazo más corto hay otra cuestión. La parte bestia de la crisis fue el año pasado, que es cuando el Estado empezó a tener necesidades serias de dinero. Como los tipos estaban al 1%, aprovechó para colocar deuda a corto plazo, pues el coste financiero era casi cero. Ahora la deuda colocada a 12 meses empieza a vencer, y dado que la bolsa ha mejorado, el mercado ya no se pega como hace un año por comprar deuda segura. Y, superado el miedo al crac del sistema, se fija en otras cosas. Como la situación de España. De este modo la refinanciación de la deuda es más costosa, y toca refinanciar mucho, unos 80.000 millones de leuros a corto plazo este año. No es que no se puedan colocar, es que la gente pide más pasta (más tipo de interés). Otro problema para la saca.
Luego está el tema del euro. El euro es 'culpable' de la burbuja inmobiliaria en la medida en que abarató los tipos de interés, que eran muuuy inferiores a la inflación. Y ahora el euro impide una devaluación de nuestra peseta, que fue lo que hicimos en 1993 y 1995 cuando tuvimos una crisis parecida. Igualmente, el euro ha permitido un déficit exterior del 10% del PIB, porque aunque gastásemos más de lo que ganábamos, al no existir un riesgo divisa, el dinero necesario para cubrir el balance entraba sin problemas, recalentando aún más el sistema financiero. Personalmente creo que sin euro la burbuja habría sido parecida y la crisis brutal, tipo Islandia, y que el euro sigue siendo, con sus problemas, una excelente idea. Pero en la tormenta perfecta de la semana que viene tiene mucho que ver el euro. Casi tanto como la especulación o los flancos abiertos de nuestra recia Españaza. Pero como no les quiero aburrir, y me gustaría colgar la entrada antes de que estemos en la siguiente burbuja, lo dejo para otro día.
Etiquetas: dame un euro
8 Comments:
Arf, esperando su siguiente entrada ya impaciente, que vd últimamente no se prodiga como sus seguidores desearíamos
siguiendo con lo que -muy bien- dices... un enlace al blog de Krugman. Sin palabras clava uno de los problemas de la economia española
http://krugman.blogs.nytimes.com/2010/02/06/spains-problem-illustrated/
Dice usted: despedir a los currantes el viernes y contratarles el lunes para ahorrarse dos días de Seguridad Social
Oiga usted, eso lo he visto yo en una administración pública; la Generalitat de Catalunya, en concreto, for my eternal shame
Articulo muy recomendable. felicidades... no perderé la pista de este blog.
Como dice Lobo, un bloq a seguir.
Pero me ha dolido mucho ese "perjeñado" al final del segundo párrafo.
Consulte el RAE
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=perje%C3%B1ada
Pero una jota en lugar de ge se le puede colar a cuarquiela.
Saludos
Víctor
Pues esperamos tu entrada la próxima semana. Gracias por la claridad.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
No se porqué, yo también hubiese escrito perjeñado con j.
Es como más racial.
Suscribo el artículo íntegramente.
Saludos,
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