Todo fluye

Me leí hace un par de meses el libro de Vasili Grossman Todo Fluye. Si no se han leído Vida y Destino, del mismo autor, dispérsense, que están perdiendo el tiempo con este blog. Se lo digo en serio. Tengo la peregrina idea de que es el libro del siglo XX. Bueno, al menos para mí lo es. Aunque tampoco me hagan demasiado caso, soy tan perezoso para leer como para escribir. Todo Fluye es otra cosa. No es una novela; es una especie de relato sobre las miserias del estalinismo, contadas por un deportado a Siberia que regresa a Leningrado 30 años después. Su presencia incomoda a los que han medrado en el régimen, ve cómo el amor de su vida se casó, él mismo cree echar de menos el orden del Gulag, aunque encuentra en una ciudad de provincias un trabajo, una habitación y algo de calor humano. No es un gran libro, es cortito y parece escrito desde las tripas, pero tiene fuerza. El título seguramente esté sacado de una cita de Heráclito (qué sería de nos sin Google), que dijo que "ningún hombre puede bañarse dos veces en el mismo río" o que "todo fluye, nada es".

Hace ahora cuatro años empecé este blog que quizá nunca debió de dejar de ser un proyecto de blog en pruebas, como bien escribe el Ucraniano Aniano. Si no lo he cerrado cuando ha estado meses abandonado ha sido exclusivamente por nostalgia, por pensar que quizá un día vuelva a retomarlo. Un aniversario no es una mala excusa, a pesar de que sea algo así como el duodécimo (qué gran palabra, duodécimo, si se intercambian las letras quedan nombres de animales prehistóricos; cuodémizo, duocémido) intento de que el amigo Pierre vuelva a decir alguna que otra tontería por semana.

Es curioso, cuando empecé el blog, dos de los temas que más trataba eran el Barça y la burbuja inmobiliaria. Como decía un anuncio de no sé qué, "el tiempo nos da la razón"; cuando más motivo he tenido para escribir, nada he escrito. Por pereza, no se vayan a pensar mal. Otra cosa me ha llamado a escribir; una de las entradas que más recuerdo era una que se llamaba Efecto 2000; iba de que un servidor estaba completamente anclado en aquel cambio de década en discos, videojuegos, películas, comportamientos... Que hayan pasado 10 años del Efecto 2000 da que pensar. Y, bueno, no puedo bañarme dos veces en el mismo río. Ni falta que hace.