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Y allá van de nuevo...

miércoles, abril 05, 2006

luftfrieg und literatur

No suelo releer libros. Entre la pereza y la falta de tiempo leo menos de lo que me gustaría y, contrariamente al sentido común, la cola de novedades pesa más que los viejos amigos . Pero el domingo cogí de nuevo Sobre la Historia Natural de la Destrucción, Luftkrieg und Literatur, de W. G. Sebald, de quien ya hemos hablado por aquí. Es un libro basado en las conferencias de Sebald sobre la tozuda e inútil -desde el punto de vista militar- reducción a escombro de las ciudades alemanas durante la Segunda Guerra Mundial y, en especial, sobre la ausencia de este trauma colectivo en la literatura de la posguerra. Aquí voy a ir colgando cosas según las lea porque, aunque el libro es finito, tratar de condensar todo en una entrada me superaría. En un pasaje comenta, al hilo de la aparente normalidad o apatía con la que los alemanes asumen la aniquilación de su tierra, que resultaría extraño que una colonia de insectos quedase paralizada de miedo por la destrucción de una colonia cercana.

... la sensación de millones de personas de haber recibido una humillación nacional sin precedentes durante los últimos años de la guerra nunca se había expresado con palabras...

Para la abrumadora mayoría de los literatos que permanecieron en Alemania durante el Tercer Reich, redefinir la comprensión de sí mismos era más urgente que describir las auténticas condiciones que los rodeaban después de 1945.

La casi total falta de profundos trastornos en la vida interior de la nación alemana federal ha traspasado la responsabilidad de las experiencias vividas en la época de su prehistoria a un mecanismo de funcionamiento perfecto que le permite, aun reconociendo de hecho su propio surgimiento de una degradación absoluta, prescindir también por completo de la vida emocional, si es que no añadir un mérito a la hoja de servicios de quien ha logrado soportarlo todo sin ningún indicio de debilidad interior.

Y al cabo de otros cinco minutos, a la una y veinte, se desató una tormenta de fuego de una intensidad como nadie hubiera creído posible hasta entonces. El fuego, que entonces se alzaba dos mil metros hacia el cielo, atrajo con tanta violencia el oxígeno que las corrientes de aire alcanzaron fuerza de huracán y retumbaron como poderosos órganos [...] las llamas se levantaban a la altura de las casas, recorrían las calles como una inundación, a una velocidad de más de 150 kilómetros por hora, daban vueltas como apisonadoras de fuego...

Una empresa de las dimensiones materiales y organizativas de la ofensiva de bombardeo, que según estimaciones de AJP Taylor, devoraba una tercera parte de la producción industrial británica, tenía su propia dinñámica hasta tal extremo que quedaban casi excluidas las rectificaciones de rumbo y restricciones a corto plazo, especialmente en unos momentos en que esa empresa , después de tres años de expansión de las instalaciones de fabricación y base, había alcanzado su punto más alto de desarrollo, es decir, su máxima capacidad de destrucción. Un sano institno económico se oponía a dejar sencillamente inutilizado el material ya producido, los aparatos y su valiosa carga, en los campos de aviación de la Inglaterra occidental.

...un hombre que creía en la destrucción por la destrucción, y por ello representaba el principio más íntimo de toda guerra, es decir, la aniquiliación más completa y posible del enemigo, con todas sus propiedades, su historia y su entorno natural [...] La guerra de los bombardeos era la guerra en su forma más pura y franca.

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5 Comments:

Blogger Dr. Malcolm said...

joder! y eso que el barsa ha pasado a semifinales...
estoy casi la final de Austerlitz y tengo un pellizco en el estómago con ambos (Sebald y el propio Austerlitz)

06 abril, 2006 00:05  
Anonymous Anónimo said...

Desgraciadamente para la mayoría de la gente los bombardeos de población civil alemana durante la II GM no ocurrieron, desconocen su existencia; cuanto más su magnitud, que tanto en víctimas como en tonelaje de explosivos usados superaron con creces los bombardeos alemanes sobre Inglaterra. Lo que particularmente nunca me había planteado sobre esta cuestión era lo del "sano instinto económico", ¡aterrador!

06 abril, 2006 23:07  
Anonymous Anónimo said...

Estoy de Erasmus en Alemania y, para el visitante, sigue resultando chocante y perturbador que el centro histórico de las grandes ciudades estea compuesto por edificios modernos y algunos antiguos, reconstruidos. En mi opinión, se juntó al afán de venganza y de uso de los materiales almacenados, otro factor: el miedo a Stalin, que en esos años podría muy bien haber conquistado toda Europa, como hizo con la mitad del Este. Sin embargo, nada jutifica esa masacre de un enemigo ya vencido y que no luchaba por otra cosa aparte de su propia supervivencia.

08 abril, 2006 05:13  
Anonymous Anónimo said...

Acabo de impartir ese tema, la II Guerra Mundial, haciendo hincapié en la guerra total, la aniquilación completa del enemigo como única forma de victoria (algo impuesto por el Eje)...
Tengo una curiosidad sobre el texto que has colgado: ¿Quién es el hombre al que se refiere en el último párrafo?

08 abril, 2006 10:20  
Blogger Pierre Nodoyuna said...

Se refiere a Sir Athur Harris, "commander in chief of Bomber Command". Explica Sebald que el inicio de la campaña de destrucción del territorio comenzó como única posibilidad del Reino Unido de participar en la guerra a principios de 1942, pero que luego se transformó en objetivo per se, en contra de toda lógica y de cualquier tipo de escrúpulos, y que se prolongó mucho más allá del momento en que fue patente su absoluto fracaso en términos militares.

09 abril, 2006 18:14  

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