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Y allá van de nuevo...

miércoles, noviembre 28, 2007

Sólo una preguntita

Si La Caixa comprase el 20% de Iberia, frustrando ofertas más jugosas para el accionista, con el objetivo de asegurar el tráfico aéreo en el aeropuerto de El Prat, ¿qué no leeríamos en la prensa de bien?

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lunes, noviembre 26, 2007

Johnny B Goode

Que alguien toque "Johnny B Goode" y no sea una versión... Presuntamente Robert Johnson pactó con el diablo para aprender a tocar la guitarra como nadie, y después de año y pico desaparecido volvió al delta para cambiar la música. Chuck Berry había nacido sólo unos pocos años antes, en el 26, y ha hecho dos pactos con el diablo. Uno, como el de Johnson, para ser el padre del rock y otro para, con 81 años y medio siglo de conciertos, tocar en Burgos, en una carpa de circo montada al lado de un campo de fútbol donde los ecuatorianos van a jugar los domingos.

Bien calentada, eso sí, aunque el domingo por la noche se había ido momentáneamente ese entrañable viento helado que los aborígenes denominamos con la expresión "pues parece que hace fresco". No se crean que le sentaron en el escenario y le pusieron una guitarra; qué va, se mueve más que todos los cantantes de brit-pop del año 96 hasta aquí juntos, y acaba invitando a las chavalas a subir al escenario. Raro este concierto en Burgos, sí, y también la gira. Parece un sorteo de la Uefa: Amberes, Odense, Tenerife... y Burgos. El tío que tenía yo delante se fumó una faria.

No sé si el tocar en estos sitios es necesidad o virtud, pero gracias. No habían venido los príncipes ni la tele ni nada, pero son los conciertos que molan, los que no sabes cómo van a salir. Rock del bueno. Tocado despacio, pero con esa vibración y ese ritmo que tiene el sonido viejuno. En la banda, una chavala de aúpa, de la familia, que cantaba, bailaba y tocaba la armónica mejor que bien. Y poco más me sale, señores, cuando uno ve tocar en su pueblo al tío más influyente en la historia del rock el "qué tal" de después suena un poco vacío. Me he tragado muchos conciertos, si son buenos cada uno lo es por una cosa. El de ayer no era sólo por quién estaba en el escenario, se lo aseguro. Pero, demonios, sí, es ver la historia, la esencia del rock, es pensar en esa misma persona en los años 50 tocando esas mismas canciones, que son las que salen de dentro y las que salvan a la gente. No es algo fácil de ver.

PD.- Antes de Chuck, por cierto, estuvieron Soulutions, una especie de Blues Brothers de la meseta, y muy bien.

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sábado, noviembre 17, 2007

Que bonita

Quizá la prueba de que los años en la diáspora burgalesa sean más de los que quiero admitir sea que cuando veo un vídeo como éste pienso si es de coña (un hoax de esos, qué palabra más fea), pero el tal José Mari, por lo que me comenta el autor intelectual de la propagación de este documento, pasea su estampa de madero de la transición por el Parral y las fiestas de los barrios, hasta convertir este himno en un clásico de las excursiones de asociación de vecinos. Siempre voy allí menos de lo que debería, ya saben, el día a día, pero cuando cojo la carretera de vuelta el domingo por la tarde, con carrusel, atasco y comida en el maletero, siempre tengo esa sensación. Pues eso, a disfrutar del cambio de pierna

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martes, noviembre 13, 2007

la cocaína te lo quita todo...

Teletipo impagable, de Efe:

[...]

Amante de la moda desde mucho antes de ser consejero de una de las principales firmas españolas como es Loewe, el Duque de Lugo ha estado presente en múltiples ocasiones en desfiles y acontecimientos relacionados con este mundo, y ha acaparado muchas portadas por sus atuendos diferentes y muy personales.

De hecho, esa impronta se ha trasladado a la Infanta Elena, que, desde que comenzó su relación con Jaime de Marichalar, consiguió también un estilo propio que la hace figurar entre las mujeres más elegantes de España.

[...]

Gran amante de la hípica, la naturaleza y los animales, Jaime de Marichalar comparte con su esposa estas aficiones, a las que suma una alegría de vivir que le ha hecho asiduo de numerosas fiestas y acontecimientos sociales a los que, en múltiples ocasiones, acudía sin Doña Elena.

Algría de vivir, sí

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martes, noviembre 06, 2007

un mail

Creo que fue Umberto Eco quien dijo una vez que el procesador de textos, que por aquellos bonitos años 80 debería ser el Word Perfect, había cambiado la forma de escribir. Este señor, que salía en los periódicos con la etiqueta de "catedrático de semiología", así, para impresionar, sostenía que se podía escribir la novela a trozos y encajar el luego el puzzle, lo que quizás explicaría la a veces innecesaria complejidad de algunos de sus libros. En cualquier caso, desde entonces llovió mucho, no sé por qué me he acordado de repente de aquello. Pero bueno, como no soy un catedrático de semiología (o semiótica) me lo puedo permitir, supongo.

Quizá sea porque hace un rato me llamó Jordi y, entre otras cosas, me comentó la patochada de Cebrián, ya saben, ese señor que escribe poco y rematadamente mal sin que ello le impida se racadémico de la lengua. Sostiene que los blogs algo así como válvulas de escape de los pobres desgraciados que no pudieron como él ser periodistas comprometidos con la modélica Transición (mayúsculas, por favor) y, junto a otros de su calaña, copar el escalafón de la sociedad civil española durante 30 años, con resultados bastante visibles. Según este personaje, "podríamos asumir que hay una cierta pasión por el exhibicionismo, a veces bajo la escusa [sic] [tiene cojones, señor académico, y luego dando lecciones de ortografía] de la comunicación, en toda la actividad que se desarrolla en la red. Al fin y al cabo, quien se abre una gabardina y enseña los genitales a los viandantes busca también una forma de comunicarse". "¿Y qué es un escritor, acaso no es un exhibicionista?", dice Jordi, a quien por cierto debería multar la policía, por escribir demasiado bien.

Sin embargo, y no me hagan demasiado caso, uno tiene sus ideas tontas: Correos electrónicos. Porque los blogs son como los pollos de colores de mercadillo. Son pequeños y graciosos, y aunque casi todos mueren enseguida, es preferible eso a que crezcan. Lo llevan muy mal. Ahora, mientras escribo, miro por la gatera y veo que beguemot piensa algo parecido, pero lo expresa de forma distinta, él echa de menos los blogs de 2003 y 2004, yo los correos. A los blogs les falta inocencia, y con la inocencia se pierde la sinceridad. Admitámoslo, escribimos un blog para que otras personas lean tal cosa, y esa lenta interacción entre unos y otro crea roles, niveles, una especie de estatus. El momento en el que dejas un borrador sin publicar es cuando traspasas la línea roja.


Para dejar un correo electrónico sin enviar hacen falta motivos de peso; supone callar algo que sabes y que podría interesar al interlocutor, alguien con cara y ojos. Yo tengo almacenados en el ordenador del curro correos electrónicos de hace mil años. Tratan de las cosas más inverosímiles, pero hay auténticas maravillas, hilos que destrozarían cualquier guión pretendidamente ocurrente. No sé muy bien por qué es. Creo que por la mezcla de inmediatez y permanencia. Nadie piensa en cómo arrancar, hilar y rematar un correo electrónico, simplemente se deja ir, lo cuida y lo hace bonito porque, caramba, estamos escribiendo. Aunque sólo nos lea un destinatario, tenemos un poco de orgullo, y queremos contar las cosas bien. En Hasta que te encuentre, de John Irving, el protagonista es un actor cuyo truco es actuar sólo para una persona. En un correo electrónico no se ponen adjetivos, rara vez se hacen metáforas que no sean graciosas y, por lo general, se cuentan cosas. Por eso me gustan.

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