bannerpierre.jpg



Y allá van de nuevo...

viernes, agosto 11, 2006

Hasta pronto

Pues sí, señores, me voy de vacaciones. De una puta vez, diría, si los oídos de la selecta concurrencia no se irritasen ante feas palabras. No me gustan las despedidas. Bueno, mejor dicho, me gustan las despedidas rápidas y sinceras, y me ponen bastante nervioso las no-despedidas. Ese salir del garito (o de donde sea) y quedarse 20 minutos en la calle charlando mientras pasan taxis, hace frío y cierra el metro. Si apetece hablar soy el primero que se pide otra. Y si no, nos piramos. Igual tiene que ver el haber crecido en Burgos, donde durante nueve meses al año las no-despedidas son un deporte de riesgo…

Así, comprenderán que no me extienda mucho más. Feliz segunda quincena de agosto para todos. Les dejo con Tachenko. Y con la entrada de la wikipedia sobre la hora chanante. Y con otra wiki sobre insultos ficticios. Como el de South Park, cuando Cartman espeta “Barbara Streisand”. Un insulto, que como he visto después, no es cosecha suya, sino de un locutor fachilla al que pillaron este año con un cargamento ilegal de Viagra en el aeropuerto…



PD.- Me tengo que comprar un portátil, con pantalla de 15" o 17", porque se va a mover más bien poco. ¿Algún amable lector?

Etiquetas: ,

miércoles, agosto 09, 2006

Nuestro reichstag

Alguien me dirá que es parte del juego político. Que cuando se trata de hacer oposición todo vale. Es posible, y yo seré un estúpido idealista. Qué le vamos a hacer. Pero sigo en mis trece, y pienso que hay líneas que no deben ser cruzadas nunca. Por algún motivo pienso que acusar al partido político más votado de un país de haber asesinado a 200 personas para lograr el poder sería patético de no ser porque en España hay gente que se acaba creyendo las patrañas lanzadas desde parte de la derecha mediática y parte de la derecha política. Ya no es patético. Hoy Pío Moa, el ex terrorista, se quita la careta y acusa directamente al PSOE del 11-M. Es lo que lleva haciedo su jefe varios meses y a lo que se dedica, cada vez menos veladamente, Pedro Jota junto con algún sector del PP.

Poco importa la realidad. Poco importa, por ejemplo, que lo que publicó anteayer El Mundo sobre la Kangoo de marras no sólo sea rematadamente falso, sino también intrascendente. O que la gran incógnita que tiene el vilo a los tertulianos sea que a un madero no le dejaron hacer fotos a una mochila bomba. Da igual. Lo que excitan estos chicos al acusar al Gobierno de asesinar a 200 personas es el cerebro reptiliano, irracional, el espíritu de tribu que debe eliminar a la tribu de al lado para poder sobrevivir. No se molesten, caballeros, en tratar de convencerles. Por eso, aunque posiblemente estemos ante los últimos estertores de este rosario de asquerosas y zafias mentiras, el daño ya esté hecho. Seguirán en sus trece, defendiendo a quienes pusieron las bombas y atacando a quienes les detuvieron. Todo en aras, ay, de su abnegada lucha por España y contra el terror.

Sólo espero que no les salga bien. Porque si esta táctica funciona nos esperan tiempos jodidos de verdad.

Etiquetas: ,

martes, agosto 08, 2006

Matrix

El pasado 8 de julio se me estropeó el router. Murió, sin más. Dejaron de encenderse las lucecitas. Llamé a ya.com y un señor muy amable me preguntó “¿Y qué le pasa?”. Se lo expliqué y me dijo que aparentemente era un problema de la máquina (muy bien, señorita Fletcher, yo pensaba que era un mal de ojo de una a la que no compré una ramita de romero) y que en una semana o 15 días me reenviarían un router. Les doy la dirección de envío y mi teléfono móvil.

A los 15 días no recibo el router. No lo esperaba, tampoco, pero llamo. Me dicen que se ha iniciado el proceso y que en una semana más o menos lo recibiré. Me quejo, sin mucha convicción, por el retraso, dado que supuestamente ya debería tener el router.

A las tres semanas vuelvo a llamar. Me dicen que el router ha sido enviado pero no ha sido recogido en la dirección indicada. Les digo que es imposible porque la dirección indicada es la del trabajo, donde recogen paquetes 24 horas al día. Me replican que el artefacto se habrá perdido a lo largo del proceso, según le figura en el sistema, que a partir de ahora llamaremos matrix. Me dicen que según matrix en breve me llegará el router.

A las tres semanas y tres días vuelvo a llamar. Esta vez me dicen, tranquilamente, que el router está en proceso de envío. Le digo que a) hace un mes que lo solicité y b) que es un tanto extraño que esté en proceso de envío si anteayer estaba perdido en el laberinto del sistema de mensajería. Me responde que, según matrix, la petición inical del router fue rechazada poco después de la solicitud, y que el día anterior se ha hecho una nueva petición. Le pregunto si estas versiones las cogen de un manual o improvisan sobre la marcha, a lo que me responde que ellos dicen lo que figura en matrix. Ya lo sé. Le comento al agente Smith, una vez más, mi extrañeza por el hecho de que se haya pedido espontáneamente un router un mes después de haber comunicado la necesidad de éste, y me señala, otra vez que la primera petición fue rechazada. “O sea, que ustedes deciden no mandarme el router, no me avisan, es más, me dicen que me lo van a enviar, y me siguen cobrando”, digo. “Yo lo que le digo es lo que figura”, dice el agente Smith, al que la tensión de la conversación aliena un poquito más cada vez, hasta el punto de que puedo ver las cifras y los números de color verde pululando a su alrededor.

Le pregunto la fecha y el motivo del rechazo y me dice que no le pone nada. Es cojonudo esto de matrix, voy a ver su lo aplico en el día a día. Ante un “¿por qué has llegado tarde?” respondes “no me figura”. Le pregunto la razón por la que se generó la nueva solicitud y ni flores. Aparentemente matrix ha decidido introducir algo de entropía en este mundo, con rechazos y aceptaciones de solicitudes de router distribuidos de forma aleatoria. Pienso que ha tomado consciencia de que existe, que se ha revelado como Skynet en Terminator o que, como ocurre en Matrix_la_peli entiende que el humano no está preparado para vivir en un mundo perfecto, donde necesitas un router y te lo mandan, así que lo descabala todo un poco. En cualquier caso, sigo algo mosca con la posibilidad de que mi router esté enviado y perdido y eso sea compatible con que no esté, es decir, con que la solicitud haya sido rechazado y mi router, sencillamente, no sea.

Esto de que mi router pueda existir y no existir en el mismo universo me trae a la cabeza el Principio de indeterminación de Heisenberg. “No se puede determinar, simultáneamente y con precisión arbitraria, ciertos pares de variables físicas, como son, por ejemplo, la posición y la cantidad de movimiento de un objeto dado. En palabras sencillas, cuanta mayor certeza se busca en determinar la posición de una partícula, menos se conoce su cantidad de movimiento lineal”. Ahora lo entiendo. El intentar averiguar con certeza dónde está mi router ha terminado afectando a su movimiento, hasta el punto de que ha podido dejar de existir. O ha podido no existir nunca. O existe y está en camino. ¿Habría cambiado la realidad si no hubiese preguntado?
Que una ley física explique todo esto me tranquiliza. Así que dejo de decirle al operador que deje de tomarme por imbécil y cuelgo el teléfono. Y lo descuelgo. Y pregunto otra vez, en búsqueda del agujero negro. Hablo con una señorita, que cuando le digo mi rollo “número 9144XXXXX” me tiene un ratito a la espera. Luego le pregunto y la cabrona me confirma la versión del de antes, y me hace la rosca con rollos tipo como “yo es que aconsejo a los clientes que en estos casos llamen para comprobar la evolución del pedido” o “¿y no le han dado el número gratuito para llamar? Espere que se lo digo a mis superiores” y lo remata de forma casi distraída, “bueno, aquí veo que su pedido tiene prioridad muy alta, así que debería llegarle en breve”.

Llega el día siguiente y llamo al número gratuito. Sí, es gratuito. Pero también es gratuito coger una manzana de la nevera y ponérsela en la oreja. Porque el efecto es, básicamente, el mismo. El robot que habla te manda a ferír espárragos en tiempo récord. Yo he cronometrado nueve segundos, lo que tarda en decir “todos nuestros operadores están ocupados” y colgarte. Un detalle, por otra parte, que te cuelgue directamente en lugar de dejarte criando telarañas alrededor de ese recoveco, entre mandíbula y hombro, donde se instala el teléfono en las largas esperas.

Sigo dale que te pego. Hoy he llamado dos veces al número gratuito y me ha mandado a paseo, pero el de pago, casualmente, funciona sin tener siquiera que pasar por la musiquilla. Que, por cierto, me mola bastante. Es una especie de soniquete medieval o barroco. En todo caso, cuando descuelga el operador volvemos al día de la marmota. “Pues llamaba porque se me ha estropeado el router hace un mes y para ver en qué estado está el pedido”. “¿A qué número está asociada la línea?”. “Pues a este…” Y tal y cual. Es como en tantas otras situaciones, primero se rompe el hielo, se estudia al rival y luego se pasa a la acción. Hoy ha sido distinto. Me han dicho que el router está ya enviado, y que teóricamente debería llegar hoy.

Cuando estaba rematando la entrada me ha llegado el router. Disculpas a los operadores que me han aguantado. Y recuerdos al teleoperador.

Actualización: He instalado el router y, sorpresa, no tengo línea de teléfono. Ahora toca con los teleoperadores de Telefónica que, dicen, me llamarán. Veremos.

Etiquetas:

viernes, agosto 04, 2006

Arthur Lee (1945-2006)

Ayer murió de leucemia Arthur Lee, compositor, cantante y guitarrista de Love, una de las grandes bandas de finales de los 60 y autores de Forever Changes, uno de los mejores discos de la historia del rock. De dos o tres semanas para acá lo he estado escuchando varias veces, y cada una de ellas me parece mejor.

Es curioso, al hilo de lo que comenté en el post sobre Johnny Cash, pues Arthur Lee estaba obsesionado con que iba a morir aquel año, 1967, y se empeñó en grabar el mejor disco de rock de siempre, con dejar algo para la historia. Por ahí por la wikipedia y tal dicen que era rock psicodélico progresivo y cosas de esas, pero no lo tengo tan claro. Es un discazo, y punto.

Gracias, Arthur

Etiquetas:

jueves, agosto 03, 2006

Cash

Una vez cité esa frase de Frank Zappa, “escribir sobre música es como bailar sobre arquitectura”. Hablaba de los críticos musicales. No creo que sea aplicable al cine, a hacer cine sobre música. Anteayer estuve viendo ‘En la Cuerda floja’, biografía del enorme Johnny Cash. Una pena el doblaje, pues tocaba cine de verano y, de momento, no hay cines de verano en versión original subtitulada para poder mirar con desprecio y algo de compasión a esos que se levantan de la butaca antes de que acaben los títulos de crédito… Buena la peli. Muy bien la historia, muy bien la música y muy bien las caracterizaciones. Una frase se me quedó, cuando hacen una prueba que es aparentemente la penúltima oportunidad de Cash de dedicarse a la música. Tocan una canción gospel sosilla y el productor les para cuando no ha pasado un minuto. Cash se mosquea, el productor le dice que no cree lo que está cantando, Cash se mosquea más y el productor se revuelve: “No digo que no creas en Dios, pero si estuvieras en una cuneta a punto de morir y tuvieses que dejar una canción, algo que representase tu paso por este mundo,¿qué cantarías? ¿Eso?”. Cash arranca con una suya de hace años, en su estilo. El bajista le pilla el ritmo y el otro guitarra improvisa un solo, tocado lento.

Diego Manrique tiene aquí un excelente perfil de Cash. "Le disparé a un hombre en Reno / sólo para verle morir" [...] El arte de Johnny Cash estaba en hacer creíbles las historias más brutales sin dejar traslucir su bondad innata.

Cash me recordó a Ian Curtis. Son diferentes, sí, quizá en que Curtis se lo comía todo por dentro mientras Cash lo soltaba. No sé, son tonterías que piensa uno. 24 Hour Party People. Muy redonda esa película, de Michael Winterbottom, me gustaría verla otra vez. La historia de la música británica desde el punk hasta el club vía Tony Wilson, el periodista de Granada TV propietario del sello discográfico alrededor del que gira parte de la escena Manchester. “I'm a minor player in my own life story”, dice en un momento. Es una peli de grandes frases, como “I just got a blowjob. That's full penetration” (a su mujer) o “I'm being postmodern, before it's fashionable”. Otra que no encuentro dice algo así como “El jazz es música para mediocres, una música que la disfruta el que la interpreta y no el que la escucha”.

Otras dos muy grandes, The Last Waltz, de Scorsesse, sobre el concierto de despedida de The Band. En acción de gracias de 1976. Además de The Band, tocaron Neil Diamond, Joni Mitchell, Neil Young (estos dos en la foto de abajo), Muddy Waters, Eric Clapton, Van Morrison, Bob Dylan, Ringo Starr o Ron Wood, y otros muchos. Queda fatal decirlo, algo así como el partido del siglo, pero es que creo que es uno de los grandes momentos de la historia del rock. Y la de los Ramones, de la que ya hablé en su día.



Y, claro, si estoy haciendo una lista de las cinco mejores películas sobre música es por una razón. Alta Fidelidad, claro. No, no es como las otras, pero tiene ese punto…

Etiquetas:

martes, agosto 01, 2006

Deconstrucción

Crítica destructiva del mundo periodístico (iii)

El periodismo deportivo.

“Es un periodista deportivo de éstos de toda la vida”
“O sea, semianalfabeto”
“Sí, eso”

No sé qué pecado ha cometido el deporte. Supongo que la culpa es nuestra, de los periodistas tan pagados de nosotros mismos. Ya saben, o si no se lo digo, que lo que nos pone es sentirnos un poco como esa gente de la que hablamos y, en esta querencia por pisar moqueta, consideramos que entrecomillar unas declaraciones de José Blanco o inventarse conspiraciones es el oficio más bonito y noble del mundo mientras escribir la crónica de una subida al Tourmalet es pobre, un género menor.

Podría desprenderse de ahí que el periodismo deportivo es zafio, de mal gusto, ruin, mentiroso y manipulador, salvo muy honrosas excepciones. Se equivocan, queridos jóvenes, pues es ésta la vanguardia del periodismo. No se molesta en disimular con fuentes dudosas o inexistentes o en matizar el periódico del día anterior. Son estas debilidades de la prensa más arcaica; aquí el redactor hace tintinear los hielos en el vaso de DYC hasta que llega la musa, convertida en noticia: “Pues voy a poner a Ronaldo en el Betis. Y, por mis cojones, escribo que no era penalti”. Así, las nociones básicas de la lógica, fútbol, economía y hasta espacio tiempo se ven distorsionadas. Un agente puede estar el mismo día en Milán y São Paulo fichando a dos jugadores, los números (traspasos, fichas, cuentas de los clubes) se vuelven maleables como el barro. Jugadores desconocidos como Diogo, Geovanni o los tres fichajes fuleros que el Arleti hace cada temporada ocupan cuadernillos de cuatro páginas antes de pasar al olvido. Y en un mismo periódico se puede encontrar una noticia y su contraria (ejemplo, Kaká no viene, Kaká viene) sin que nadie se asombre.

Paralelamente, ha puesto en marcha y perfeccionado otra tendencia periodística muy en boga, la escasa coincidencia de lo publicado con el tema teóricamente a tratar. Así, si alguno de los afortundos lectores ha podido ver un gol en el telediario de Antena 3 del lunes (cojota, cojota) será porque antes habrán preguntado a Raúl si Mamen sufre porque ya no se besa el anillo al marcar. El gol per se no es nada, y el partido es una excusa, una liturgia tradicional. ¿Alrededor de qué? Ahí, señores, está el truco. Se pueden llenar periódicos y periódicos alrededor de noticias incorrectas, inexistentes o prescindibles. Y da igual. Dirán, claro que hasta el gañán más fanático mira con desprecio la portada del As, el Marca o el Sport, y es cierto, pero si éstos siguen tratando al lector como a un homo antecessor es porque a éste se le ve contento con la dosis.

Sobre esta base se aplica, día sí día también, una manita de respetabilidad. Es como dar esmalte a una boñiga: hay que hacerlo todos los días y en grandes cantidades pero, al final, la gente se piensa que es porcelana china. Columnas de opinión (hay una en el Sport que se llama Mi Verdad), tertulias y restaurantes caros. Miren ustedes a Tomás Roncero. Un analfabeto maleducado y primario cuyo único valor es ser capaz de hincar la rodilla con más fruición que otros ante quien mande en el Real Madrid. Un arrabalero gritón de Salsa Rosa que, con camisa y corbata, se torna en fino analista, en experto, en el entendido que lee los partidos. Y cuela, señores, cuela. Porque si no, explíquenme quién ha hecho las convocatorias de la selección española en los últimos 20 años, cómo Raúl Bravo ha sido titular de la selección, cómo regresó Gerard al Barça por 3.000 kilazos o por qué mi facultad apareció un mes de enero de hace ya muchos años pintada de alusiones (honrosas) a un tal ‘Rambo Petkovic’.

Todos estos elementos engarzan para crear un perfecto ecosistema. De existir un terrario futbolístico ustedes, queridos lectores, podrían ver la bella y eficiente interacción de presidentes constructores, agentes mafiosos y periodistas analfabetos. Ríanse del clientelismo existente en otros géneros de prensa. Ríanse porque no encontrarán, pongamos, a un Minguella. Es a la vez, agente de jugadores, candidato a la presidencia del Barça y comentarista deportivo. Como ser alcalde, promotor inmobiliario y periodista, más o menos. Nuestros amigos hacen alineaciones y quitan y ponen entrenadores. Hacen fichajes, participan del trasiego de comisiones, defienden lo que haga falta cuando toca (compadreo con grupos violentos, corrupción, racismo) y van a saco cuando uno no pasa por el aro. Hay gente que vive del compadreo. Léase Cañizares, Gil y Gil, Iñaki Sáez, Quique Sánchez Flores (como jugador y entrenador), Joaquín, Serra Ferrer, Aragonés, Rexach, y El Que Tira del Carro. Otros dilapidan el crédito de mala manera pero aun así, como son coleguillas, sobreviven. Caso de Camacho, español hasta la médula. Y otros, astutos, se enquistan como enemigos ‘oficiales’ del chanchulleo y, también, viven del cuento. Sí, me refiero a Javi Clemente, el de ‘la gente tiene que entender que por que pongan el gol de Raúl 10 veces en la tele no significa que haya marcado 10 goles’.

Este es el periodismo avanzado, señores, periodismo minimalista, reducido como una tortilla de patatas en el laboratorio de Ferrán Adriá. Nitrogenada, deconstruida y minimizada hasta llegar a la esencia, es decir, a ese titular que no hace referencia a nada más que a sí mismo.

PD.- Este es el tercer capítulo de una serie, ya casi perdida en el tiempo como una lágrima en la lluvia, llamada 'crítica destructiva del mundo periodístico'. Empezó con el periodismo taurino, continuó con el periodismo de investigación y sigue ahora con el periodismo deportivo. Esperemos que no muera aquí.

Etiquetas:

pierre.gif